La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en el sistema educativo global, acelerando la adopción de tecnologías digitales y cambiando la forma en que se imparte la educación. Mientras las instituciones educativas se adaptan a la nueva normalidad, están implementando estrategias híbridas que combinan la enseñanza presencial y virtual.
Esta transformación ha requerido inversiones significativas en infraestructuras tecnológicas y la capacitación de docentes para manejar herramientas digitales. Los beneficios de este enfoque híbrido incluyen una mayor flexibilidad y accesibilidad, permitiendo a los estudiantes aprender a su propio ritmo y desde cualquier lugar. Sin embargo, también ha revelado desigualdades significativas, ya que no todos los estudiantes tienen acceso a dispositivos y conexión a internet de calidad.
El bienestar emocional de los estudiantes es otra área crítica. Las escuelas están implementando programas de apoyo psicológico para ayudar a los estudiantes a manejar el estrés y la ansiedad asociados con el aprendizaje durante una pandemia. Además, la interacción social, que es fundamental para el desarrollo de los estudiantes, se está fomentando a través de actividades extracurriculares y plataformas digitales.
El futuro de la educación post-pandemia parece estar encaminado hacia un modelo más flexible y centrado en el estudiante. Las lecciones aprendidas durante este período están ayudando a las instituciones a desarrollar métodos de enseñanza más resilientes y adaptativos, que pueden resistir futuras crisis y asegurar una educación continua y de calidad para todos.
El estudio La urgencia de la recuperación educativa en América Latina y el Caribe publicado por la Oficina Regional Multisectorial de la UNESCO en Santiago y lanzado en la reunión extraordinaria de ministras y ministros de educación “Ministerial de Educación: Santiago 2024”, puntualiza la magnitud del retroceso educativo causado por la COVID-19 en sus diferentes dimensiones, y afirma que, si los países no adoptan una respuesta sistémica e integral, las consecuencias de la crisis afectarán por muchos años el aprendizaje del estudiantado de la región. (sigue)