El Fondo Monetario Internacional (FMI), recientemente redujo su proyección del crecimiento económico mundial de 3.6% a 3.2%, debido al impacto negativo del conflicto entre Rusia y Ucrania, la elevada inflación en economías desarrolladas y la desaceleración económica de China. A pesar del sombrío panorama económico mundial, la gran mayoría de las economías de Latinoamérica presentan un favorable avance en su actividad productiva local.
Al mes de abril, la producción nacional de Colombia creció 12.0%, seguida por Ecuador con 10.9%. De los nueve países en estudio, Paraguay es la economía que presenta un mayor decrecimiento de -6.1%.
Si bien el incremento de los precios internacionales de los alimentos ha impactado negativamente en la inflación regional, en algunos países este hecho les ha permitido incrementar sus índices de actividad productiva; como es el caso de Colombia con el aumento en la producción de hidrocarburos.
En este contexto, las perspectivas de crecimiento económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) mantuvo su perspectiva de crecimiento económico para la región de Latinoamérica en 1.7%, cifra que está por debajo del 2.5% estimado por el Banco Mundial.
A diferencia de la Cepal, el FMI revisó sus proyecciones de crecimiento económico de la región latinoamericana hacia el aumento, previendo que el PBI regional se expandiría un 3% en el 2022; sin embargo, en el 2023 se registraría probablemente un menor crecimiento de 2%.
La inflación y la dinámica del consumo son factores que, de acuerdo a su evolución en el corto plazo, determinarán una revisión al alza o a la baja del PBI regional. El actual contexto exige la realización de políticas laborales que impulsen la creación de empleo adecuado y la protección de la demanda interna, elementos que frenarían cualquier reajuste hacia la baja del PBI regional.