Cuando la música es la nave del tiempo. Homenaje a Luis Espinoza Alcedo

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De par en par la ventana/ se abrió como por encanto,/  entró el amor con su manto/
como una tibia mañana;/  al son de su bella diana/ hizo brotar el jazmín,/
volando cual serafín,/ al cielo le puso aretes/ y mis años en diecisiete/
los convirtió el querubín.
Violeta Parra, 1917- 1967 chilena- 
compositora, cantante, folclorista , 
etnomusicólogo y artista visual . 

Antes que el olvido lo sepulte definitivamente, aprovecho de las páginas de la revista conmemorativa al 50 aniversario de fundación de la “LIRA HUAYLINA” para expresar lo que siento y pienso de Lucho al estar convencido de que la vida humana no es toda la vida. La tumba es vía y no término: la muerte es una forma oculta de la vida; el espíritu sigue viviendo para los familiares y amigos.

En el tiempo cercano a su muerte su cuerpo aparece débil. No era alto. La mano callosa. La cabeza pequeña. La cara impresiona por la dureza de sus rasgos. La nariz fuerte. La frente inmensa, despoblada. Los ojos vivaces, reflejando dinamismo nervioso; cortez, de ligero andar, locuaz y ameno, saludador, hombre sensual en su juventud, la mujer tuvo para él supremas atracciones. Ellas fueron aliento en sus inquietudes, y a la vez, grave conflicto en su vivir, aunque nunca vencido por el hechizo de la carne. Realizador de sus ideas y de personalidad polifacética.

Estudio la primaria en el Centro Escolar 323 de su tierra natal y los secundarios en el Colegio Nacional “2 de Mayo” de Carás. Y llevado por su afición a la tipografía aprendió en el taller de la “Prensa de  Huaylas”, al lado de don Alberto Guerrero Méndez y Clodomiro Villar Alba. Más tarde con gran entusiasmo compró una pequeña imprenta.

De estudiante jugo en la selección de futbol del Colegio “2 de Mayo” y en su tierra fue socio y jugador del “Centro Sportivo Huaylas”, fundado el 18 de febrero de 1,917. Escribió la letra y música del Sportivo Huaylas en mayo de 1,948.

               LA  LIRA HUAYLINA EN 1,950,

Como actor teatral interpretó siempre el papel principal en la obras que se representaban en las veladas literario-musicales: y en la obra teatral “Catástrofe de Morococha” escenificado en Atún Huaylas en 1,933, tuvo que escribir la música de ”El Minero”.

Ingresó a ejercer la docencia magisterial como maestro primario en las escuelas de Atún Huaylas, Macate, Pamparomás, Santo Toribio y Carás, en las que puso en acción sus inquietudes, haciéndose acreedor de la gratitud de sus alumnos y de la sociedad en general.

Como periodista fundó y dirigió en la ciudad de Huaylas el Quincenario informativo “Atún Huaylas” que apareció en formato pequeño el 15 de abril de 1,947, imprimiéndose 26 números hasta que  trasladado como profesor del Centro Educativo 321 de Carás en 1,954.  En su nueva residencia volvió a reeditar ”Atún Huaylas” como Quincenario Independiente y con formato 44.5 x 30 cm. Se rodeó de un grupo selecto de redactores de la intelectualidad carasina.

Cuando fui director de la revista “Fraternidad”, órgano de la “Sociedad Fraternal de Artesanos de Carás” que apareció el 31 de marzo de 1955, fue  el más entusiasta colaborador y se desempeñó como Administrador de la revista. Editó las “Tradiciones Carasinas” de don Amador C. Torres Guerrero en 1957 y los “Versos de Goger” en 1988.

Fue elegido Regidor del Consejo Provincial de Huaylas por el voto popular. Fue fundador y Presidente de “Poliartes Carás”, socio de la “Sociedad Fraternal de Artesanos de Carás” y socio del “Sport Obrero”.

Como musicólogo fue miembro fundador de la famosa orquesta “Lira Huaylina” en 1945, que lo dirigió. Integró la Orquesta Magisterial, fundado por el Inspector de Educación Filiberto García Cuellar en 1945. Dirigió la filarmónica “Poliartes”.

En su faceta de compositor musical, tiene escritas más de un centenar de piezas musicales, que parte se han publicado en setiembre de 1991, con el título : “CANTO A MI TIERRA”. Su producción musical es diversa: himnos, marchas, vals, huaynos, pasacalles, yaravíes, cameles incaicos, polkas, festejos, marineras,  y canciones escolares. Entre los que destacan: el vals incaico “Huaylas” con letras del profesor Ricarte Chávez, el yaraví “El Minero” el vals “Serenata a Ofi”, la marcha “Centro Sportivo Huaylas”. El huayno “La Pamparomina”; himno al Deporte Huaylino con letra de Augusto Alba herrera y la religiosa “¡Ho Santa Isabel¡”.

Ahora que Lucho, está ausente, para nosotros, recuerdo un párrafo de un libro de Sartre, Historia de una amistad y lo cito: “Cuántos amigos he ganado. Cuántos amigos he perdido. Más mía no fue la culpa. Fueron las circunstancias que me alejaron o me acercaron a ellos”. Y ésta fue una circunstancia obligada.

El último gesto cariñoso de Lucho fue en el Hospital del Seguro Social del Empleado; fue tristeza y dolor nuestra despedida. Borges decía, “cuando se llega a cierta edad, andamos despidiéndonos” y tuve que compartir con él, la vida y también la sombra de la muerte que le cercaba con viento segador. Fue la última vez que en su cama de enfermo entonara con voz apagada El Minero”   :          .

Es mi vida un calvario,// vivo triste y angustiado,// al trabajo condenado // por un mísero salario”.                  
Tuve miedo que el viento segador arrancara su vida  y me despedí. Ya no pasó mucho tiempo, cuando el genio de la inmortalidad se lo recogió el 23 de setiembre de 1994 en la ciudad de Carás.

Permítanme los amables lectores de ésta sencilla apología al amigo sincero, transcriba algunos párrafos de la carta que le escribí en febrero de 1992, que es la expresión del sentimiento amical a su persona y al publicarse en esta oportunidad se cumplen su deseo que la “circunstancia” se lo negó.

….no podía hacer tu biografía porque tu persona es como la piedra preciosa con muy distintas aristas y reflejos que harían imposible abarcar todos los aspectos de tu personalidad, al sentirme casi un ignorante en tu faceta de musicólogo al no poder hacer el análisis crítico a las partituras y penetrar en las profundidades de tu inspiración en la que expresas por medio de ellas, la capacidad del alma y del pensamiento que elevas sobre los demás seres.

 Así como el poeta suele decir su mensaje en verso, el musicólogo lo hace en las partituras con personales maneras. La sola edición del librito ya es un mensaje a la juventud, a esa juventud, aficionada a la música para profundizar el arte y perennizar las creaciones.

Hay algo que no podemos dejar de resaltar, es la feliz decisión de tu hijo Oscar, la de salvar del naufragio, partituras musicales sepultadas voluntariamente en el olvido, es el caso del librito “CANTO A MI TIERRA”.

Es difícil explicar  el hecho de que nuestro “yo” necesite del reflejo de los otros para que demos a publicidad nuestra obra; y en esta oportunidad, ha habido una conciencia que ha percibido la existencia de tu personalidad relevante y es la de tu hijo que fascinado se ha atrevido a romper la barrera de la modestia, evitando que sigan durmiendo tus producciones musicales en las gavetas de un escritorio. Efusiva felicitación para Oscar por su brillante gesto y como amigo y carasino mi agradecimiento en su labor de salvamento de la musicagrafía……

Intuyo que en tu inspiración musical habrías pensado en Chocano y en tus horas de soledad, sonriendo te habrías sentido también poeta y parodiándolo decir:

Soy el cantor huaylino autóctono y salvaje
Mi lira tiene una alma, mi canto un ideal.
Mi música no se mece aliñado al mestizaje
 de afiebrado ritmo de melodía tropical.
Cuando me siento “secpa”, le rindo vasallaje
A la milagrosa imagen de santa Isabel.
Cuando me siento carasino y evoco mi linaje
Parecen mis arpegios música juvenil.

Lucho, me despido con un hasta pronto, esperando algo más de tu polifacética inquietud, mientras Dios nos dé vida

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