En la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium el Papa Francisco afirmó que la catequesis debe prestar atención al “camino de la belleza” (via pulchritudinis), refiriendo que seguir a Cristo es algo verdadero y justo, pero también bello. Se trata de recuperar la estima de la belleza, pues “no amamos sino lo que es bello”. Por eso, hay que atreverse a encontrar nuevos signos y símbolos para la transmisión de la Palabra, incluso en aquellos modos no convencionales de belleza, que pueden ser poco significativos para los evangelizadores, pero que se han vuelto particularmente atractivos para otros (cfr. n. 167).

A la luz de esta invitación del Santo Padre, el Consejo Pontificio de la Cultura ha promovido en las últimas semanas dos eventos de talla internacional. Durante el mes de mayo de 2018 el mundo de la fe y el mundo de arte se entrelazaron nuevamente. El primer evento se lleva a cabo en Nueva York y el segundo en Venecia.

The Metropolitan Museum of Art

El mundo de la moda abrió las puertas a la “imaginación católica” presente en las cuarenta piezas, entre vestiduras y objetos sagrados dedicados al culto, que el Vaticano prestó al museo neoyorkino para que se llevara a cabo la muestra “Cuerpos celestiales”.  Se trata de objetos que van desde capas pluviales, dalmáticas, estolas, mitras, la tiara papal, cruces pectorales, anillos, báculos y cálices usados en las celebraciones eucarísticas. Estas piezas “constituyen un verdadero espejo de las diversas etapas que ha vivido la Iglesia católica”, comentó el Card. Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, quien también recuerda que “el vestido no es solamente una prenda que nos protege del frío o del calor o de la desnudez, función por lo demás reconocida ya en la Sagrada Escritura, cuando Dios hizo túnicas de piel para Adán y su mujer, y los vistió (Gen 3, 21), sino que además la moda, mediante su dimensión simbólica, pertenece a la cultura misma y la expresa”.

Mucho se habló del desfile de apertura en que varios famosos usaron particulares prendas de vestir realizadas por modistas famosos. Poco se ha hablado aún, en cambio, de la muestra de arte.

La Biennale di Venezia

El segundo evento internacional se lleva a cabo en la 16ª edición de la Bienal de Venecia de Arquitectura Free space, donde por primera vez participa la Santa Sede con un gran Pabellón denominado “Vatican Chapels” que comprende 10 Capillas de gran formato, y que es promovido también por el Consejo Pontificio de la Cultura. Anteriormente la Santa Sede había ya participado en las dos últimas Bienales de Venecia de Arte (2013 y 2015).

Arquitectos venidos de Australia, Brasil, Chile, Paraguay, Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Serbia e Italia aceptaron el reto que les propuso la Santa Sede de realizar estos “espacios religiosos, ubicados en un ambiente natural – en el bosque de la Isla San Giorgio – salvaguardando y respetando el espacio natural circundante”. El diálogo entre espiritualidad y arquitectura es posible y necesario, pues ambas dimensiones son inherentes a la vida humana.

Con estos dos eventos se quiere hacer renacer el deseo de un nuevo encuentro entre el arte y la fe, dos mundos que en los siglos pasados eran cercanos y comunes, pero que poco a poco se convirtieron en extraños el uno al otro.