Buenas noches, queridos amigos.
Mis primeras palabras en este momento son para saludar la presencia de Alejo Miroquesada, que está en este conversatorio. Un buen recuerdo, exdirector del diario El Comercio.
Gracias, Juan de la Puente, así con apellido y todo, para que quede bien puesto. Por ser aquí portavoz y representante de la Universidad y de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de San Martín de Porres que han hecho posible la salida de este libro. Tendrás que decirle a la decana de la facultad y al rector que finalmente fui un investigador exitoso, al final, porque me obligaron a un rigor como si se tratara de una tesis doctoral. El libro está hecho Y creo entender que he hecho algo importante.
Juan Aurelio Arévalo Miro Quesada, actual director del diario. Muchas gracias por los buenos recuerdos que has hecho mención de cuando te iniciaste en el periodismo del Comercio junto conmigo. Y bueno, y que empezamos a vivir de alguna manera ya juntos estos momentos, de cómo asomaba hacia nosotros el Internet, la web y las redes sociales en esos momentos. Hablamos de la primera década del 2021.
Y gracias, Augusto, por la buena amistad, como lo has referido tú, de buenos años, que el periodismo debiera recuperarlo. Y que yo siempre he sido un ferviente motor de que entre los periodistas debe haber muchísima amistad, muchísima comunicación y muchísimo diálogo. Será porque he andado también por el mundo, como corresponsal, y he tenido que lidiar en cada sitio desconocido que llegas, sembrando y haciendo amistad y construyendo relaciones y contactos, que siempre es difícil. Muchísimas gracias por ese tiempo y muchísimas gracias por el análisis que han hecho tus libros. Tanto Juan Aurelio como tú han hecho un exhaustivo análisis, de tal manera que recién, ya me había olvidado yo, recién entiendo de que he hecho un libro realmente profundo. Y vamos a ver qué es lo que yo les digo a ustedes de este libro que dos colegas míos dicen que es un gran libro, que es un libro profundo y que prácticamente aborda toda la complejidad del periodismo desde el tiempo.
Como ellos ya lo han dicho todo, o gran parte de lo que el libro es, Yo les hablaré de los propósitos que me llevaron a hacer este libro. Uno de los propósitos, naturalmente, era que estábamos viviendo ya cada vez más un mundo de confusión. Había venido una especie de tsunami sobre la cabeza de los medios y sobre la cabeza de la prensa, del periodismo, esto del Internet y de las redes sociales. Habíamos visto prácticamente… salir de su centro de gravedad, como lo dicen los estudiosos a los medios de comunicación, pero más que haberlo sacado de su centro de gravedad, yo creo que los movieron del centro de gravedad. Los medios fueron movidos de su centro de gravedad, pero no se rindieron. Es decir, podíamos haber experimentado a estas alturas del tiempo el fin del periodismo, el fin de los medios y todo aquello que era una promesa en la prensa tradicional hasta ese momento y lo que hizo en mí fue preocuparme de poner a salvo lo que Juan Aurelio ha dicho ,que no va a cambiar nunca y Augusto Álvarez Rodich que es el fundamento del periodismo es decir: Todos esos elementos que hacen que una actividad diferenciada en el mundo es la única actividad en el mundo que puede ocuparse del registro de la historia con real fidelidad, con real compromiso y con real integridad, es el periodismo. Es la única actividad. Si mañana los periodistas, la prensa, los medios, como se dice criollamente, tiraran la esponja y dijeran, bueno, pues, dejemos que las redes, que los gigantes del Internet y que este mundo electrónico, instantáneo, simultáneo, se ocupe pues de hacer periodismo, que cubra la realidad del mundo. Porque ya sabemos cómo es la realidad del mundo. Tenemos guerras acá, migraciones acá, grandes amenazas de conflictos sociales, políticos, democracias que disminuyen, tiranías que aumentan. Ese mundo, esa realidad, ¿lo cubrirá la complejidad del Internet? ¿Podrá cubrirlo como tendríamos que imaginarlo nosotros? Yo creo que no. Otra cosa que me llevó a pensar es de qué manera puede el periodismo salir de este de esta niebla oscura con sus valores tradicionales puesto que podrían ya no servir y sin embargo como lo hemos escuchado hace unos minutos esos valores están fuertes y cada vez fortalecidos porque son valores que no van a cambiar nunca, no hay manera de cambiar la búsqueda de la verdad es la esencia con que el periodismo nació, se inventó, se reinventó y se fortaleció durante todos los tiempos. No hubo otra cosa. Es decir, no sé en qué momento se inventó el periodismo. Yo creo que el periodismo fue formándose a través del tiempo. Nació con las antiguas crónicas, las antiguas maneras de contar. Pero, quizás fue las tecnologías las que fueron configurando al periodismo tal como ya lo hemos conocido, digamos, a finales, en el siglo XX, en el siglo XXI. Esa forma de hacer periodismo, esa forma de ser periodismo, lo hemos conocido en el siglo XX y en el siglo XXI, pero gracias a las tecnologías. Y una de las grandes tecnologías, precisamente, fomentó una… un golpe en el mundo, un cambio de civilización, que fue la imprenta. La imprenta conmocionó tanto al mundo como el Internet ha conmocionado al mundo nuestro también. No es que estos cambios de civilización sean malos. El cambio de civilización del siglo XIV y XV, del siglo de la imprenta, fue un cambio de civilización importante. de grandes beneficios para la humanidad, pero también creó las guerras religiosas, o fomentó y generó las guerras religiosas, también. Fue un mundo de confrontación. El Internet nos ha puesto también en un mundo de confrontación, siendo tan beneficioso, tan extraordinario y maravilloso el Internet y las redes sociales, pero nos han creado también un mundo conflictivo y de confrontación. Entonces, a eso teníamos que darle una respuesta. Y mi búsqueda iba cada vez más enfocándose mejor. Es decir, aquí lo que tenemos que salvar son las esencias del periodismo. La única forma de que la prensa pueda reacomodar sus fuerzas, sus energías, su visión, es manejándose dentro de las reglas de oro del periodismo. Es ese periodismo el que tenemos que salvar. El periodismo de la verdad, el periodismo de la investigación, el periodismo de la confrontación, del cruce de fuentes y de la vigilancia de los poderes. Y ahí viene el título del libro. Porque cuando yo me encuentro con que la prensa ha sido movida de su centro de gravedad y que ha perdido poder y que ahora el poder lo tienen los gigantes del Internet y las redes sociales, bueno, pues, bueno, Pero la prensa, es cierto, tuvo un poder, estuvo muy cómodo en ese poder, pero luego, cuando viene este tsunami, la prensa empieza a perder ingresos, empieza a perder poder, efectivamente, empieza a perder credibilidad, confianza, porque también se producen grandes debilidades internas en sus organizaciones. Pero cuando pensamos que todo eso… es parte de los problemas que ya ha vivido antes la prensa también. No es la primera vez que una tecnología amenaza y pone en posición difícil a la prensa. Cuando apareció la televisión también fue un remozón muy fuerte. Y antes la radio también. Y en los tiempos que nosotros empezamos a vivir los cambios con las webs, No sentíamos que esa tecnología pudiera llevar a la prensa a una situación tan complicada como la de ahora. Mi sentido de enfoque se cerró mucho más a favor de lo que el libro expresa cuando entiendo que solo el periodismo puede… reunir en sus esencias esos elementos que le dan valor y perdurabilidad por todos los tiempos o sea, si hay algo que podríamos decir sin equivocarnos, si hay algo inmortal de aquí hacia el futuro: es el periodismo y la manera de hacer periodismo, eso no va a cambiar, eso no va a cambiar por todas las tecnologías que vengan y en eso la vigilancia de los poderes, tiene que ser una vigilancia distinta de lo que se pensó tradicionalmente. Se pensó siempre que la prensa era un poder tan importante, al punto de ser considerado el cuarto poder del Estado. Pero, la prensa no puede ser un cuarto poder del Estado, porque la prensa está frente al Estado. Y la prensa tampoco tiene las características ni el poder coercitivo que puede tener alguno de los poderes del Estado, ni el poder ejecutivo, ni el poder judicial, ni el poder parlamentario. La prensa no tiene esas características. Por lo tanto, la prensa tiene que reconocerse, reconocer sí que tiene poder. La prensa tiene tanta capacidad de hacer el bien como hacer el mal también. Una prensa descuidada en sus fines, descuidada en su ética, puede producir un enorme daño en las personas, en las instituciones y en la sociedad. Por lo tanto, no podemos descartar de que es un poder. Pero a ese poder hay que añadirle el contrapoder como mecanismo de vigilancia, de ejercicio periodístico de control de los demás poderes. La prensa tiene que controlar el poder político, porque el poder político decide sobre la suerte de las personas, de la gente. El poder tecnológico, para hablar de lo más inmediato que hemos comentado acá, el poder tecnológico también tiene sus puntos de cuestionamiento. El poder económico. Y así como tenemos un abanico de… poderes donde el periodismo tiene que ejercer control, control importante y vigilante también tiene que ejercer control sobre su propio poder que acá estando Juan Aurelio y Alejo saben perfectamente lo que es manejar un poder en una organización. Pero, una cosa es el poder estrictamente periodístico y otra cosa es el poder organizacional de una empresa entonces de qué manera el poder periodístico tiene que cuidarse de ese otro poder organizacional del medio, donde están los gerentes, donde están los directorios, donde están otros elementos que todo el tiempo tienen la tentación de meter las narices sobre lo que hace una redacción. Y es importante que la sala de redacción también revise su propio poder. Por eso es que hablo yo del contrapoder de la prensa, porque tiene muchas muchas direcciones y muchas envolturas. De tal manera, que una sala de redacción donde se habla solo del periodismo, pero una sala de redacción podría sesgarse también. O podría haber elementos de sesgo en una sala de redacción si no se revisa. Entonces, si la prensa tiene que autorregularse, también tiene que saber cómo se autorregula. porque no puede vivir a expensas de que lo regule el gobierno, porque el gobierno no va a regular absolutamente nada. Por eso es que cuando la prensa es incómoda al poder, vienen pues las tentaciones y las teorías de que, de qué manera controlamos, de qué manera presionamos, de qué manera regulamos a la prensa, de qué manera el control lo tenemos nosotros. Porque la batalla en el mundo por controlar los contenidos no es solamente una batalla entre los medios que buscamos de qué manera… llegamos a las audiencias cada vez más complicadas, como se ha hablado aquí también, las audiencias y los escenarios donde están televidentes, radioescuchas y todo el conglomerado de seguimiento de los medios. El punto es entonces de que tenemos que manejar esos contrapoderes con todas sus direcciones y con todas sus envolturas, porque si no hacemos eso desde nosotros mismos, no tendríamos la autoridad moral. Este es el otro elemento importante. ¿De qué manera tenemos como periodistas y como periodismo la autoridad moral para poder estar frente a un poder político y decirle lo que hay que decirle al poder político? Me contaba hace un momento Augusto Rodríguez Rodríguez, lo que está leyendo de… sobre lo que pasa en los Estados Unidos en este momento por esta renuncia de Joe Biden a la candidatura demócrata. Todo lo que está generándose allí. Todo lo que viene. Entonces, el mundo del poder político es un mundo amenazante siempre para las sociedades. ¿Y dónde tiene que estar la vigilancia del periodismo? Allí. Allí donde es donde ya ni siquiera importan los hechos, sino lo que está abrigándose y cocinándose en la mentalidad de los gobernantes. Es más peligroso lo que un dictador o inclusive un gobernante democrático puede estar pensando, pero equivocadamente, que lo que podrían ser sus propios hechos y decisiones. El periodismo tiene que explorar más, tiene que tener una mayor visión de lo que tiene que ser su papel en el mundo de la noticia y en el mundo de la comunicación y de la información. Creo que hemos llegado a ese punto en que el periodismo es realmente irreemplazable en su ser y en su modo de ser: va a ser irreemplazable. Y yo creo que, si algo me animó a escribir este libro, es para que se convierta en un llamado a las empresas periodísticas, a la institución de las Prensas en sí mismas y a los periodistas y a los medios a que no se desanimen en su batalla frente a la desinformación y a la sobre información. Es una batalla dura, difícil, pero que con esa integridad moral, los periodistas podemos llegar mucho más lejos. Muchísimas gracias.