La inflación alimentaria es un tema de creciente preocupación a nivel mundial. Aunque en los últimos meses se ha observado una ligera disminución en las tasas de inflación en este ámbito, aún persiste como un enorme desafío para la población de menores recursos.
De acuerdo a recientes datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el mes de octubre se observó un índice de precios de los alimentos en 120.6 puntos, lo que representó una reducción de 0.5%, respecto del mes anterior. En comparación al mismo mes de 2022, la inflación alimentaria de octubre se habría reducido en un 89%.
Con estos resultados, la FAO advierte que la reducción de los precios alimentarios se está haciendo más lenta. Esta situación es un problema, debido a que la demora en alcanzar niveles normales implica un mayor costo para la población de menores recursos. Según el World Bank Food Security, al mes de agosto el 81% de los 162 países analizados tuvieron una inflación alimentaria superior al 5%. En promedio, más del 86% de los países de renta baja y media-baja poseen una inflación de alimentos superior al 5%.
Tras el estallido de la guerra en Medio Oriente, una de las preocupaciones fue el potencial incremento de los precios alimentarios; sin embargo, ello no ha sucedido, debido a que este conflicto no afectó la logística mundial de transporte de alimentos, como lo hizo la pandemia del Coronavirus o la guerra entre Ucrania y Rusia.
El principal factor que podría afectar aún más la disminución de la inflación alimentaria, pudiéndose observar un cambio de tendencia, incluso, es el Fenómeno de El Niño Global. En el caso de Latinoamérica, países costeños del Pacífico se verían comprometidos por el Niño Costero.
Si bien los precios de alimentos se podrían ir reduciéndose poco a poco, las autoridades gubernamentales están advertidas sobre fenómenos climáticos, a fin de crear contingencias. La rápida ejecución de políticas de prevención será fundamental para que en el 2024 no se vean aparecer altas tasas de inflación que deterioren la calidad de vida de la población más vulnerable.