En la actualidad, el crecimiento económico mundial está presentando proyecciones optimistas. En América Latina y el Caribe se espera que su crecimiento sea limitado, debido a factores estructurales como temporales. Es por ello que se requiere analizar las razones que permitirían un mayor crecimiento económico para la región.

En el informe macroeconómico “La hora del crecimiento” para América Latina y el Caribe (ALC), elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se considera que la región alcanzará un crecimiento de 1,9% en el 2018, principalmente por el desempeño económico de Venezuela (-15% en 2018). Con la exclusión de Venezuela, el crecimiento de ALC culminaría el 2018 en 3,5%. Además, se espera que 9 países, donde se destacan Nicaragua, República Dominicana, Panamá y Perú, crezcan alrededor del 3,5% en el presente año.

Un motor de crecimiento económico a nivel mundial ha sido el aumento de las inversiones. Un aumento de la inversión va de la mano con la eficiencia de las mismas.

El BID demostró que si ALC hubiera tenido el mismo nivel de inversión o de eficiencia en la utilización de dicho capital, el crecimiento del PIB habría sido aproximadamente el doble del observado, como se puede ver en el gráfico anterior; sin embargo, en el caso de haberse presentado las dos condiciones; es decir, mayores niveles de inversión y eficiencia de los mismos, el crecimiento de la región hubiera sido 6 veces más que el observado.

Otro factor que requiere analizarse es el tipo de empresas de la región. En países como México y Perú, el 95% de las empresas poseen menos de 5 colaboradores; mientras que esta situación en Estados Unidos sólo se presenta en el 40% de las empresas. Estos resultados implican que México y Perú utilizan el 40% de la fuerza laboral que poseen, pero su productividad es baja. Es por ello que el BID reconoce esta situación como un “sesgo hacia las empresas pequeñas e improductivas” en ALC.

En general, la región de América Latina y el Caribe presentan una baja tasa de inversión, siendo a su vez ineficientes, al poseer empresas con baja productividad debido a una mala gestión de los recursos. Entre las políticas que buscan mejorar este panorama se encuentran la revisión de la tributaria y laboral, siempre y cuando apunten al crecimiento a largo plazo y, necesariamente, que no generen externalidades negativas en el corto plazo.