La deuda pública está referida al conjunto de obligaciones por pagar que mantiene el sector público frente a sus acreedores, que pueden ser internos o externos. Es una forma en la cual los gobiernos obtienen recursos económicos y lo hacen a través de préstamos directos en efectivo o con la emisión de títulos valores en los mercados locales e internacionales. La deuda pública promedio de la región latinoamericana, sin Venezuela, en el 2018 fue de 42% del PBI.
En el 2014 la deuda pública de Perú era de 18% del PBI y se ha incrementado progresivamente. En el 2015 fue de 19.7%, 21.6% el 2016, 21.2% el 2017 y 25.7% el 2018. En promedio la deuda externa representa el 45% de la deuda pública total, mientras que la deuda interna ocupa el 55%. Se espera que en el 2019, el incremento llegue a alrededor de 27.5%. El origen de este aumento fue el deterioro de las cuentas fiscales por el incremento en el gasto corriente y la dependencia de las inversiones públicas.
La deuda pública chilena ha tenido incrementos sucesivos en los últimos años, hasta llegar a 26% del PBI en el 2018. Aumentó desde el 15% el 2014, hasta el 23.6% el 2017. El gobierno chileno ha optado por financiar la mayor parte de sus importaciones para aumentar su productividad a través del endeudamiento extranjero.
En los últimos años Colombia ha mantenido una deuda pública superior al promedio de la región, en un nivel por encima del 40%. Este aumento se debió a la caída del precio del petróleo, que se ha convertido en aquel bien más exportado.
México es uno de los pocos países de la región que está reduciendo su deuda pública respecto del PBI, debido a sus mayores ingresos por tributos y sus exportaciones de petróleo.
La deuda pública brasileña se ha incrementado en casi 20% respecto al PBI, pasando de 58.9% en el 2014 a 77% en el 2018. Brasil tiene la tercera deuda pública más alta de Sudamérica. El aumento se debe a las obligaciones financieras que se tienen por la emisión de títulos valores con el objetivo de financiar el déficit fiscal que se descontroló durante la recesión del 2015 y 2016.
Argentina atraviesa una fuerte crisis económica, lo que ha llevado a que muchos de sus indicadores macroeconómicos se desequilibren. En el 2018, esta crisis llegó a su nivel más alto, elevando la deuda pública a un 95% del PBI, convirtiendo al país en el segundo más endeudado de América Latina. Su gran déficit fiscal y la constante depreciación del tipo de cambio fueron las variables que agravaron su situación económica.
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