Por
Alberto Sepúlveda Almarza

INTRODUCCIÓN
Primero que nada tenemos que precisar que se entiende por América Latina.
Se atribuye a los franceses la invención de este vocablo en la década del 1860, para justificar la invasión a México para colocar al Emperador, de origen austriaco, Maximiliano. Francia, un país “latino” pasaba a formar parte de la comunidad hispano lusitana de América.

En realidad existen tres grandes Imperios en América. El Británico y su heredero, Estados Unidos, España y Portugal.

Hemos precisado en otros artículos que a contar de mediados del siglo XVIII hasta nuestros días los anglosajones dominaron el mundo en términos económicos, tecnológicos, culturales y económicos. Las llamadas “Revoluciones Industriales” se produjeron en ese ámbito.
A contar del fin de la segunda Guerra Mundial se ha visto un paulatino declinar de esas potencias.
En el caso de los Imperios de Portugal y España y sus herederos se produjo una brusca declinación de su poderío y un estancamiento científico, empresarial y militar a contar de mediados del siglo XVII.
La Independencia llevó a dos realidades distintas. En el caso de Brasil la monarquía, que duró hasta 1889, permitió la unidad, en un Estado, de las colonias lusitanas. El Imperio español se fragmentó en cerca de veinte nuevos países.
En esas condiciones, desde la década de 1820, lusitanos y castellanos luchan por establecer las bases de una administración del Estado que permita gobernar con eficacia, el establecimiento de una nacionalidad entre los diversos poblados de América y, los intentos de generar el progreso y la modernidad implicaban atacar instituciones coloniales, como el latifundio, la servidumbre y la esclavitud que eran considerados los causantes del atraso.
A ello se agregó la lucha de todos por la definición de las fronteras que llevó a una pugna con los vecinos, y a la posibilidad de guerras. De hecho las fuerzas armadas de los Estados estaban concebidas para luchar contra un vecino iberoamericano.
Esta situación implicó el fracaso de todos los proyectos de integración económica ya que ningún país estaba dispuesto a ceder parte de su soberanía a otro u otros estados, que eran considerados más potenciales enemigos que posibles socios.

La emergencia de la economía internacional en América Latina
La Independencia llevó a la actividad, en la Región, de los sectores financieros y empresariales de los países modernos del siglo XIX, principalmente Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y luego Alemania. La débil estructura burocrática latinoamericana y las pugnas internas no fueron una alternativa eficaz de defensa de los intereses nacionales a las potencias externas, salvo, en gran medida, Chile. El país del sur adoptó como modelo económico la relación con Gran Bretaña y en Valparaíso se estableció una comunidad comercial británica y alemana. La consecuencia fue que mientras en la mayoría de los países hispanos existían situaciones de grandes deudas por malos empréstitos, Chile prosperó en el siglo XIX adoptando lo que hoy sería llamado un modelo exportador, de gran apoyo a los sectores empresariales, nativos y del exterior.

Hay que recordar que el Imperio Británico fue el gran financista durante el siglo XIX, hasta 1920 y ello permitió la gran prosperidad de sus aliados latinoamericanos, es decir Chile y Argentina.

A contar de la Primera Guerra Mundial sería paulatinamente desplazado por Estados Unidos y ello sería en forma casi completa después de la Segunda Guerra Mundial.

Había una diferencia en los enfoques económicos de Gran Bretaña y EEUU. La primera no poseía gran población y basó su desarrollo en la integración con el mundo, no sólo con sus colonias. Y en sus años de hegemonía se llevó a cabo la primera globalización económica.
Estados Unidos poseía un gran mercado interno y basaba su crecimiento en la inversiones en su país, en la generación de gigantescas empresas y en la transformación tecnológica. EEUU sólo se abrió, de hecho, a la globalización después de la Segunda Guerra Mundial cuando se crean el Fondo Monetario Internacional, (FMI) el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT) y el Banco Mundial. En todos estos conceptos hubo una influencia de académicos británicos, en especial John Maynard Keynes.
Estados Unidos miraba al mundo más en términos geopolíticos y estratégicos que como un simple intercambio comercial. La grandes concesiones a la globalización del sistema de postguerra fueron más un diseño para contener a la Unión Soviética y crear una red de aliados bajo su liderato.
En el caso de América Latina, fue concebida como una zona de dominación o, en el mejor de los casos, aliada y hacia ello confluyeron el sistema de Conferencias Panamericanas y después la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
Y es así que existió una divergencia en los diseños geopolíticos llevados a cabo en Europa y América Latina. Para la primera, amenazada por los comunistas y la Unión Soviética, se llevó a cabo el Plan Marshall y el proceso de integración europea, destinada crear un gran mercado común e impedir la repetición de las guerras alemanas.
En América Latina no hubo Plan Marshall y, por mucho tiempo, la Casa Blanca confió más en las dictaduras militares que en programas de modernización económica. Ello generó, como es de suponer, un resentimiento hacia Estados Unidos de parte de muchas de las elites latinoamericanas.

El proceso modernizador en América Latina .
Han transcurrido cerca de doscientos años de la Independencia efectiva de los países latinoamericanos, que se obtuvo en la década de 1820. En ese período hay logros y fracasos. Veamos unos y otros.

Los logros:
a.- La emergencia de megápolis.-
Hoy México D.F. y Sao Paulo superan los veinte millones de habitantes y se encuentran entre los cinco conglomerados más grandes del planeta.
A ellos podemos agregar Buenos Aires y Rio de Janeiro con cerca de catorce millones de habitantes, Lima y Bogotá con nueve millones y Santiago de Chile con siete millones y medio.
Y se trata de ciudades prósperas, con una gran construcción de edificios elevados y con gigantescas dotaciones de automóviles nuevos. La población se abastece en modernos supermercados, plenos de artículos comestibles, que nada tienen que envidiarles a sus similares de Estados Unidos, Alemania o Francia.
Coexisten, todavía, sectores pobres pero han ido sido siendo superados por la creación de nuevas clases medias.
Hoy Latinoamérica es una Región Emergente gracias a los años recientes de gran prosperidad derivados de los elevados precios de sus productos de exportación.
En la actualidad Argentina, Chile y Uruguay han sido declarados países de altos ingresos por el FMI. Los Productos Brutos de Brasil y México se encuentran entre los más elevados del mundo.
En nuestros días, millones de estudiantes lo hacen en los colegios y universidades de la Región y decenas de miles de profesores altamente calificados, muchos de ellos en posesión de doctorados trabajan, en jornada completa, en los centros académicos y de investigación de Iberoamérica.
Hay un notable acercamiento en la calidad educacional de la Región con los principales países del mundo.
Hemos dejado de ser una zona pobre, poblada por campesinos con baja educación y dotada de gobiernos ineficaces, susceptible de ser dominados por capitales y potencias de Europa y Estados Unidos.
Hoy América Latina emerge como un centro de poder mundial.

b.- La creación del nacionalismo.-
En los doscientos años transcurridos desde sus Independencias los países han logrado crear un sentimiento de unidad nacional, la propagación de un idioma de comunicación, sea el español o el portugués y la consolidación de sus fronteras.
Ello ha permitido la superación paulatina de los resquemores del pasado y en nuestros días han aumentado los organismos que facilitan la coordinación política y económica. No tenemos todavía el nivel de intercambio comercial que tienen Asia y la Unión Europea, pero, indudablemente, hay un gran salto con el pasado.

Los problemas.-
El principal es la delincuencia.
En países como Brasil, Guatemala, El Salvador, Honduras, México y Venezuela la tasa de homicidios en proporción a la población es de las más altas del mundo. Sus ciudades son inseguras y en ellas abundan los secuestros y los robos con violencia. El Estado todavía no puede destruir las bandas criminales.
A ello se agrega la corrupción y Argentina se integra al grupo anterior.
La consecuencia es la sensación de ingobernabilidad y de mal desempeño de las elites del poder. En la actualidad hay procesos penales contra las principales figuras de los gobiernos de Lula y Vilma en Brasil, y Cristina Fernández de Kichner en Argentina.

El gran problema del narcotráfico.-
Hay que decirlo.
El gran responsable de la criminalidad, corrupción y crisis de la gobernabilidad en muchos países de la Región, es el Gobierno de Estados Unidos.
Hoy el mercado estadounidense genera elevadísimos niveles de riqueza a quienes se arriesguen a suplirlo de drogas, entre ellas la cocaína.
Mientras un campesino boliviano o peruano de las zona selváticas gana una mísera remuneración por la cosecha de hojas de coca, los distribuidores en Washington, Los Ángeles o Nueva York alcanzan la riqueza en poco tiempo, arriesgando, eso si, su vida o la prisión.
La política oficial de EEUU es atacar la oferta de cocaína y no el consumo en el país, debido, en gran medida a factores políticos. Una fuerte represión doméstica puede llevar a resultados electolares desastrosos y de ahí mejor “luchar” contra los proveedores que arriesgar el poder en el Congreso o en la Casa Blanca.
Para ello se ha creado al Drug Enforcemente Agency ( DEA) que desde hace décadas lleva una batalla ineficaz contra los narcos.
Por otra parte existe el consenso en que la solución es la liberación de la condena del comercio de la droga. Ocurriría un fenómeno similar al sucedido en los años 1930 con el fin de la prohibición del consumo de bebidas de alcohol en Estados Unidos. Ello llevó al término del gran negocio de los gangster y a su enorme enriquecimiento ilícito.
El término de la prohibición del consumo de drogas en EEUU no se deriva de consideraciones morales sino y, principalmente, del temor que originaría en la actual economía mundial la cesación de los ingresos criminales y su participación en la estructura bancaria y empresarial mundial, ávida de recursos financieros.

Durante los años de Pablo Escobar, en Colombia, los carteles, en especial el de Cali, señalaron que era un error un enfrentamiento bélico con el Estado, como proponía Pablo Escobar, para obtener ventajas para los narcos. Los de Cali señalaban que era mejor una actitud discreta y tratar el tema políticamente mediante acuerdos con los centros de poder.
Muerto Pablo Escobar ha primado la tesis de Cali. Hoy Colombia es el principal exportador de droga a México, Florida y Europa. Y se hace en silencio sin los traumas que llevó la estrategia de Escobar.

No ocurre lo mismo en México.
Allí hay una guerra entre los diversos núcleos de narcos por el control de regiones que aseguran el paso más expedito al mercado de Estados Unidos y, a ello se agrega la actividad del Gobierno mexicano y sus fuerzas armadas con el fin de terminar con la violencia.
Los narcos han logrado crear instituciones armadas de alta eficacia como los Zetas que son ex miembros de las fuerzas especiales del país azteca, que han logrado un alto entrenamiento de organismos de Estados Unidos, precisamente para combatir a los carteles.
Terminado el entrenamiento las enormes ofertas económicas de los narcos han hecho que muchas de las fuerzas especiales de México abandonen la lealtad al Gobierno y se integren a las Zetas.
Llama la atención la escasa información de guerras de bandas en Estados Unidos. Es posible que simplemente la información se oculta. Ahora el Presidente Trump está amenazando a ciudades con alta criminalidad, como Chicago, con la intervención de tropas federales.
En Estados Unidos también hay núcleos urbanos inseguros y con elevados números de asesinatos. Habrá que ver que relación hay con el narcotráfico.

El panorama actual.-
En Agosto del 2007 se inició una crisis económica que casi destruyó al sistema capitalista de Estados Unidos y la Unión Europea, a contar del 2008.
Ello implicó el fin de los años de altos crecimientos de los PNB de América Latina gracias a los elevados precios de sus productos de exportación y el inicio de una etapa de bajos incrementos de la economía mundial especialmente en EEUU y la UE. China ha seguido con tasas superiores al 6.00% pero gracias a un alto endeudamiento y, así y todo, con una tendencia al declive gradual.
Todo eso ha llevado que América Latina también tenga que revisar su manejo económico. Varios países están con la necesidad de superar sus déficits fiscales y su endeudamiento derivado de los altos gastos del Gobierno para reducir, en cierta medida, el empobrecimiento de las masas. Y, tal como se ha señalado tenemos que agregar la corrupción.
El cuadro, entonces, es un cambio en el manejo. Ahora hay que incentivar el crecimiento y ello supone bajar los gastos fiscales y apoyar al sector empresarial. Se pasa de una “política progresista” de grandes gastos a una “neoliberal”, pese a que ha sido condenada, en muchos países, bajo el calificativo de inmoral y simplemente de apoyo a los ricos.
Cabe aquí un recuerdo de la frase del Presidente Ronald Reagan, que allá por los años 1980, declaró “Hay que apoyar a los ricos porque ellos generan riqueza, los pobres generan pobreza”
Los cambios han sido marcados en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, todos miembros del MERCOSUR, que ahora están llevando a cabo los esbozos del neoliberalismo y su acercamiento a la Alianza del Pacífico, integrada por Chile, Colombia, México y Perú.
El segundo factor a tomar en consideración es que en nuestros días solamente algunos países del Pacífico, entre ellos China, siguen creciendo.
El Presidente Obama propició la Alianza TransPacífico (TPP) entre Estados Unidos, Chile, Perú, México, Canadá y algunos países de Asia y Oceanía, para contrapesar a China.
El Presidente Trump ha cancelado el TPP con lo cual China pasa a ser la economía dominante entre la Alianza del Pacífico latinoamericana y los países de Asia y Oceanía.
Por último tenemos que considerar el gran cambio en la economía mundial que ha propiciado el Presidente Trump. Las amenazas de limitar el comercio con México y la destrucción del NAFTA llevan al país azteca a revisar a fondo su estrategia de desarrollo que, hasta ahora, estaba vinculada al intercambio con EEUU adonde exportaba el 73.00% de sus productos.
Estamos, entonces, en una etapa de revisión profunda de los diseños ideológicos en América Latina y, como es de suponer, irá acompañada de enormes conflictos políticos entre los actuales grupos de poder.