500 Aniversario de La Habana con las palabras de Rey Felipe VI infunde esperanza.

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La Habana acaba de cumplir quinientos años, fue fundada por el Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar el 16 de noviembre de 1519, como «la Villa de San Cristóbal de La Habana». Este aniversario se da en un momento, donde Cuba aparece responsable de actos de desestabilización del continente Latinoamericano, no es un caso que recientemente Colombia se abstuviese de apoyar la Resolución de las Naciones Unidas contra el embargo Norteamericano señalando concretas razones, directas acusaciones a un proceder ambiguo y destructor por parte de los gobernantes de la isla, Cuba.

Los Reyes de España realizaron una visita oficial a Cuba coincidente con los festejos del aniversario de La Habana en Cuba. En una época de «relativismo de la moralidad» donde las posturas políticas son «elásticas» podía haber pasado como un evento social más, sino fuera por las palabras del Rey Felipe, con contenido de principios de normatividad y democracia dirigidas al Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el Palacio de los Capitanes Generales, el 13 de noviembre de los corrientes.

Por ello, resaltamos la voluntad política del Rey Felipe, quien en su discurso puso en evidencia la larga historia en común iniciada desde la fundación de La Habana y lo que España llevó consigo «la creación de instituciones de gobierno, universidades, hospitales e imprentas» además de «ideas y valores, las bases del Derecho Internacional, la concepción de los derechos humanos universales, el debate sobre la guerra justa», en otras palabra aquellos aportes que dieron origen a la denominada «Edad Moderna», y que aunque en América se haya gestado un Nuevo Mundo, se mantiene esa «sensación de familiaridad».

Desde 1902, Cuba dejó de ser colonia de España, logrando su independencia, también lo recordó el Rey Felipe, haciendo uso de una prospección en tiempo se preguntó sobre el futuro de Cuba, reflexionando, se respondió que «es algo que tiene que dilucidar el propio pueblo cubano. Los cambios en un país no pueden ser impuestos, tienen que nacer de dinámicas internas, pero, de la misma manera que no puede tener éxito un cambio que no emane del interior de las fuerzas sociales y políticas de un país, es igualmente cierto que el cambio no traerá consenso y bienestar si no representa la voluntad ciudadana».

Haciendo notar que se requiere de «instituciones que representen a toda la realidad diversa y plural que existe de los ciudadanos; y que estos puedan expresar por sí mismos sus preferencias y encontrar, en esas instituciones, el adecuado respeto a la integralidad de sus derechos incluyendo, entre ellos, la capacidad de expresar libremente sus ideas, la libertad de asociación o de reunión».

Recordó la historia española, citando la Constitución de 1978 basada en el «pacto, la negociación, e inspirada en el consenso y la reconciliación», que les permite vivir «como un país plenamente democrático», habiendo aprendido que en democracia «se representan y se defienden los derechos humanos, la libertad y la dignidad de las personas, y los intereses de nuestros ciudadanos. Y que la fortaleza que la democracia otorga a sus instituciones es la que permite el progreso y el bienestar de los pueblos y hacer frente a los riesgos y desafíos que inevitablemente surgirán en el camino».

La modernidad de los tiempos actuales influenciados por la tecnología, las comunicaciones y los transportes, «abren para todos oportunidades enormes que hace poco eran casi inimaginables. Hoy nunca ha sido tan cierto que ningún país puede permitirse vivir aislado. Corresponde a las autoridades, en este sentido, dar a los ciudadanos la ocasión de desarrollar todo ese potencial: oportunidades de viajar y de recibir a gentes de otros países; acceso a las nuevas tecnologías; normas que permitan el pleno desarrollo de la creatividad en todos los ámbitos, desde la creación cultural a la generación de iniciativas empresariales», en otras palabras libertad, autonomía, libre circulación de las personas, capacidad de desarrollar tu propia economía.

Por ello, ofreció el aporte de España para desarrollar aún más el crecimiento económico de Cuba, a fin de «generar oportunidades de mejora económica y social. Porque estamos convencidos de que, si queremos acompañar la evolución de otras sociedades, lo tenemos que hacer reforzándolas, potenciando su capacidad de prosperar, de aprovechar esas oportunidades, a través del contacto con otras economías; pero también a través de leyes y normas que permitan a los emprendedores llevar a buen término sus proyectos que, en definitiva, generan beneficio y contribuyen al bienestar de toda la sociedad».

Un discurso el del Rey Felipe mezclado de historia, cultura, arte, como el préstamo del autorretrato del Goya que estará hospedado en el Museo Nacional de Bellas Artes, muy densa ha sido la primera visita realizada por un Rey de España a la isla.

Los diarios cubanos no reportaron las palabras del Rey Felipe, más bien si exaltaron las de Miguel Díaz-Canel Bermúdez cuando señala «somos una sociedad que se renueva, evoluciona y avanza, preservando al mismo tiempo sus tradiciones y valores y defendiendo sus derechos. Nos guían principios claros de independencia y soberanía, con la certeza de un camino dirigido hacia un mayor bienestar para nuestro pueblo», resaltando la posición preeminente en ámbito comercial y de inversiones de España, cuyas empresas han estado siempre presente en el desarrollo económico de Cuba, por ello están ubicadas en una «posición de vanguardia para diversificar y fortalecer su presencia en las distintas ramas de nuestra economía y participar de forma activa y relevante en los planes de desarrollo económico y social previstos hasta el año 2030».

En esta visita, fue firmado un acuerdo “Marco de Asociación País”, por el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, quien dentro de poco asumirá el cargo de Alto Representante/Vice Presidente de la Unión europea y su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, ante la presencia del Rey Felipe y Díaz-Canel. El convenio, vigente hasta 2022, está dotado con €57,5 millones, en los que se incluye la contribución de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), comunidades autónomas, ONG y cooperación cultural. El nuevo instrumento renueva el que se aplicó de 2014 a 2017. El nuevo acuerdo se estructura en tres ejes: aumento de la productividad, desarrollo territorial sostenible y consolidación de una administración pública eficaz.

En una época, la cual vivimos, dónde los intereses económicos prevalecen sobre los principios y la moral, imperando un relativismo desilusionante, Felipe VI abre una ventana de esperanza que no podrá dejar indiferente a quienes gobiernan la Isla de Cuba como seres iluminados sin serlo, tampoco a nosotros.