Hay nerviosismo en Francia, la ciudadanía ha declarado batalla al gobierno Macron, las elecciones se acercan, nada pudo haber hecho mejor que descargar la tensión en un enfrentamiento. Es lo que ha hecho el ministro del Interior francés, Gérard Darmanin, atacando a dos políticas juntas, contra la presidenta de Rassemblement National, Marine Le Pen, y contra la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, acusándolas de compartir un «vicio» propio de la extrema derecha, el de «mentir a la población». Palabras definidas como «inaceptables» por el canciller Antonio Tajani, quien rápidamente decidió cancelar un viaje previsto para París, donde debía reunirse con su homóloga Catherine Colonna. La respuesta del gobierno francés anunció que «espera» que la visita de Tajani sea «reprogramada rápidamente».
El programa radial se llama Les Grandes Gueules, en castellano sería A boca abierta. Darmanin, sin ningún protocolo declaró «la Señora Meloni, al frente de un gobierno de extrema derecha elegido por amigos de la señora Le Pen, es incapaz de solucionar los problemas migratorios por los que fue electa», «Meloni es como Le Pen, la eligen diciendo “ya verás” y entonces lo que vemos es que la inmigración no para, más bien se amplifica».
Lo grave es que era la vigilia de una importante reunión entre los ministros de relaciones exteriores Catherine Colonna, quien fuera embajadora de Francia en Italia, y el ministro italiano Antonio Tajani, una reunión que se habían preparado durante mucho tiempo y finalmente habían llegado. Estos dos países, primos no tienen una relación muy fácil. Recordamos que durante el gobierno Draghi, y gracias a su excelente relación con Macron, logró hacer incluir al último momento la cláusula de tener participación ministerial en los Consejos de Ministros de ambos países por un Ministro de la otra parte, esto, para unir mas las visiones, cosa que ya ocurre, desde hace muchos años, entre Francia y Alemania. La elección de Meloni ha exasperado los ánimos en el gobierno Macron, quien no obstante se apresurase en ser el primer jefe de estado, aún en forma informal, a encontrarla el mismo día de su elección, no ha logrado que ella mueva una coma de lo prometido. El tema es el migratorio.
Francia siempre ha rechazado a los migrantes y ha cerrado puertos y fronteras. Esta vez Italia los está obligando a compartir el problema, que hasta hace poco, era solo italiano. Pero, no sólo a Fracia, sino a toda Europa.
Mientras Darmanin, quien parece se dejo llevar en declaraciones, Antonio Tajani, quien estaba preparando su viaje a Paris declaró «No iré a París, las ofensas al gobierno y a Italia pronunciadas por el ministro Darmanin son inaceptables. Este no es el espíritu con el que se deben afrontar los retos europeos comunes”. A estas declaraciones se unió Matteo Salvini, viceprimer ministro, escribiendo Italia «no acepta lecciones de quienes rechazan a mujeres y niños, y acogen terroristas». Vemos que viejos problemas están macerados y son fuente de continuos malos humores.
Si Italia y, muchos, esperaban que en la noche se presentasen las disculpas del caso, estas no llegaron.