Brasil desecha 4 millones de toneladas de residuos textiles por año

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Casi 4 millones de toneladas de residuos textiles son desechadas cada año por los hogares brasileños. Sólo el año pasado, cada vivienda del país desechó alrededor de 44 kilos de ropa y calzado.

Los datos fueron publicados por la consultora internacional S2F Partners, un centro de inteligencia especializado en la gestión de residuos y la economía circular.

“A diferencia de otros segmentos que están involucrados en el proceso de fijación selectiva, el sector textil necesita incorporar alguna iniciativa sin sentido”, afirma Carlos Silva Filho, socio de S2F Partners y miembro del Consejo de Asuntos de Residuos de las Naciones Unidas (ONU).

“Aún existen muchos desafíos dadas las características de este tipo de residuos, como el tiempo de descomposición de algunos tejidos, que puede tardar entre cinco y diez años, y otros que pueden tardar cientos de años en descomponerse”, explica.

Considerando el universo total de disposición, cada basura brasileña será de aproximadamente 382 kilos de materiales en 2023, siendo mayoritariamente fracción orgánica (45,3%), seguida de residuos secos de cabello (33,6%). Los residuos textiles, de cuero y alcohólicos representaron el 5,6% de este total, lo que supone alrededor de 4,6 millones de toneladas al año.

Actualmente se estima que el sector textil es responsable de entre el 2% y el 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y consume alrededor de 215 billones de litros de agua al año, el equivalente a unas 86 millones de piscinas olímpicas.

Según Silva Filho, la llamada moda rápida, que es la producción en gran escala de ropa con precios bajos y rotación rápida, está haciendo que la gente compre más y use más en menos tiempo, a un costo de US$ 460 mil millones al año.

“Al observar la cantidad de residuos textiles que se desechan a nuestro alrededor, queda claro que debemos priorizar la sostenibilidad en la cadena de producción y en el mundo de la moda, incorporando materiales y procesos con mayor vida útil y viabilidad de reciclaje, pero también una forma de consumir de forma más consciente, así como fortalecer el poder público para regular o desechar adecuadamente estos materiales, siempre con el máximo esfuerzo de reutilización”, añadió el miembro del Consejo de la ONU.