Para el 2025, las principales instituciones económicas mundiales presentan proyecciones moderadas de crecimiento global, reflejando un entorno económico aún desafiante. El FMI y la OECD coinciden en estimar un crecimiento del 3.2%, mientras que el Banco Mundial prevé un aumento ligeramente menor, del 2.7%. Estas cifras destacan una estabilización del crecimiento global tras años de alta volatilidad económica.
El FMI enfatiza que su proyección del 3.2% se sustenta en la fortaleza de mercados emergentes como Asia, impulsada por la alta demanda de semiconductores y avances en inteligencia artificial. Sin embargo, los conflictos geopolíticos, las interrupciones en el comercio de commodities y eventos climáticos extremos generan presión sobre economías en desarrollo en regiones como África y Medio Oriente, lo que limita el crecimiento.
Por su parte, el Banco Mundial proyecta un 2.7% basado en un modesto crecimiento del comercio y la inversión. Aunque la inflación global muestra señales de moderación, persisten tensiones inflacionarias que mantendrán las tasas de interés más altas que el promedio de 2000-2019. Esta política monetaria restrictiva podría ralentizar la recuperación económica en muchas regiones
La OECD, que comparte la proyección del FMI de 3.2%, atribuye este crecimiento a un comercio más sólido, una mejora en los ingresos reales y una política monetaria menos estricta en varias economías. Estas condiciones podrían brindar un entorno más favorable para el consumo y la inversión, fortaleciendo la recuperación en países avanzados y emergentes.
A pesar de las diferencias, todas las instituciones coinciden en que el crecimiento global hacia el 2025 será estable y moderado. Para maximizar estas proyecciones, será crucial que los países afronten los desafíos de la inflación, las tensiones geopolíticas y la sostenibilidad fiscal.