En el 2024, América Latina y el Caribe experimentaron una ligera mejora en sus indicadores laborales. La tasa de desempleo del 6.5% registrado en el 2023, disminuyo a 6.1% en el 2024, y la tasa de empleo aumentó a 58.9%. Sin embargo, esta aparente recuperación contiene enormes desafíos en el mercado laboral de la región Latinoamericana.
Uno de los problemas más preocupantes es la alta tasa de informalidad laboral, que se mantuvo en 47.6% en el 2024. Esto implica que casi la mitad de los trabajadores carecen de contratos formales, beneficios laborales y protección social, situándolos en una posición de vulnerabilidad económica. Esta situación contribuye significativamente a la desigualdad en la región.
La disparidad de género en el empleo también es notable. En el 2024, la tasa de empleo femenino fue de 52.1%, considerablemente inferior a la masculina, que alcanzó el 74.3%. Además, las mujeres ganan, en promedio, un 20% menos que los hombres, lo que evidencia una persistente inequidad salarial.
A pesar de que los niveles de empleo han retornado a cifras anteriores a la pandemia, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que el crecimiento económico en la región se está desacelerando y persisten deficiencias estructurales en la creación de empleo de calidad. Para el 2025, se proyecta que la tasa de desempleo se mantenga entre 5.8% y 6.2%. La OIT solicita a los líderes regionales a implementar políticas que fomenten un crecimiento robusto del empleo y promuevan la formalización laboral para abordar estos desafíos.
Es crucial que los países de la región adopten estrategias integrales que aborden tanto la cantidad como la calidad del empleo. Esto incluye la promoción de la formalización laboral, la reducción de la brecha de género y la implementación de políticas que impulsen el crecimiento económico inclusivo. Solo a través de un enfoque holístico se podrá garantizar una recuperación sostenible y equitativa en el mercado laboral de América Latina y el Caribe.