La calificación crediticia representa la capacidad y predisposición de pago de las deudas estatales. Su forma de medición facilita la lectura de los inversionistas extranjeros, es por ello que muchos países buscan mantener un buen nivel crediticio. La actual coyuntura política y social de la región ha repercutido en la reducción de algunas calificaciones crediticias y sus perspectivas.
En el 2021, S&P redujo la calificación de Chile, mientras que, en el caso del Perú y México, Moody’s redujo sus calificaciones. Colombia fue el único país que obtuvo dos bajas en el año por parte de S&P y Fitch. En cuanto a las perspectivas, Chile, Perú y Colombia mantienen una perspectiva estable para dos clasificadoras; México, sin embargo, solo una perspectiva estable por parte de Fitch.
Tres países de la Alianza del Pacífico mantienen su grado de inversión, Chile, Perú y México. El grado de inversión es la calificación que todos los países desean mantener, pues da a entender que su capacidad de pago es óptima. El grado especulativo es la nota desaprobatoria de un Estado, el cual tendría que incrementar sustancialmente la tasa de interés de sus bonos para obtener financiamiento en el exterior.
Uno de los recientes recortes de la calificación crediticia fue realizado por Fitch a Colombia en julio del presente año. El pasar de BBB- a BB+ que le costó el grado de inversión a la economía colombiana; no obstante, su perspectiva mejoró de “negativo” a “estable”. Según Fitch, la rebaja de la calificación colombiana se debió al deterioro de las finanzas públicas, mayor déficit fiscal y deuda pública, lo cual podría poner en riesgo el pago de sus obligaciones.
Otro país que obtuvo un recorte en su calificación crediticia fue Perú. El 03 de setiembre, Moody’s redujo la calificación peruana de A3 a Baa1, pero mejoró su perspectiva de “negativa” a “estable”. Según Moody’s, el entorno político polarizado y fracturado del Perú ha ocasionado que el riesgo político se incremente, de tal forma que la capacidad de formular políticas se ha debilitado.
Actualmente, la región de América Latina necesita atraer inversión extranjera para recuperarse del freno económico del 2020, ocasionado por la pandemia del COVID 19. El año pasado, la inversión extranjera directa (IED) se redujo alrededor de 45%. Los recortes de calificación crediticia dificultarán mucho más la atracción de inversiones, lo que también afectaría la recuperación del empleo.