¿Hacia la Guerra de las Divisas? Germán Gorraiz López (fin)

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¿Hacia la Guerra de las Divisas?

La drástica devaluación del yuan (desplome del 1,7% frente al dólar) como respuesta del Banco Popular chino(BPC) “a las medidas unilaterales, el proteccionismo comercial y la imposición por EEUU de subidas arancelarias contra China”, provocarán una tormenta bursátil en el resto de mercados mundiales así como una carrera devaluacionista de las economías emergentes y del área de influencia china. Así, muchos países están buscando devaluar sus monedas para incrementar sus exportaciones y salir así de «la crisis actual” ante la imposibilidad de adoptar medidas como el “quantitative easing“, utilizado por EEUU, el Reino Unido y la UE para incrementar la masa monetaria y debilitar sus monedas. Sin embargo, el FMI aboga por una devaluación coordinada y esperan que esta guerra de las divisas consiga frenar el proceso deflacionista en el que se encuentra sumergido buena parte del mundo, pues “una inflación ordenada sería la tabla de salvación de las economías al producirse una enorme transferencia de riqueza de los ahorradores a los prestatarios”.

La devaluación del yuan frente al dólar servirá al BPC para seguir manteniendo un control estricto sobre la evolución de su moneda, pues si la divisa china se fortalece en exceso asistiríamos a una severa constricción de sus exportaciones y al consiguiente descenso de su Superávit, agravado por el aumento de los costes laborales y el previsible riesgo de deslocalización hacia India o Vietnam, cuyos salarios mensuales rondan los 60 euros. Sin embargo, la medida unilateral del BPC podría obligar a una devaluación progresiva de las diferentes divisas por parte de los Bancos Centrales Mundiales, a la ruptura del sistema de paridad de las divisas internacionales y la posterior Libre fluctuación de las mismas, lo que aunado con el Neoproteccionismo económico podría significar el finiquito a la globalización económica y el retorno a los compartimentos estancos en la economía mundial.

El efecto mariposa y el nuevo crash bursátil

El ”efecto mariposa” trasladado a sistemas complejos como la Bolsa de Valores, tendría como efecto colateral la imposibilidad de detectar con antelación un futuro mediato pues los modelos cuánticos que utilizan serían tan sólo simulaciones basadas en modelos precedentes (Teoría de la Inestabilidad financiera de Minsky), con lo que la inclusión de tan sólo una variable incorrecta o la repentina aparición de una variable imprevista provoca que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien, dando lugar a un nuevo estallido o crash bursátil.

Debido al “efecto Trump” los inversores de EEUU estaban instalados en la euforia tras superar el techo ionosférico de los 26.000 puntos en el Dow Jones, (rememorando el boom bursátil de los años 20, preludio del crack bursátil de 1.929), por lo que eran incapaces de percibir el vértigo de la altura, pero los altos niveles de déficit de Estados Unidos (2 billones $ en el 2019) y el riesgo de retorno al proteccionismo provocará que los grandes inversores sientan por primera vez el mal de la altura que les llevará a reducir su exposición al riesgo con el consecuente efecto bajista en las cotizaciones de las acciones y revalorización de la Deuda soberana lo que provocará que los alcistas se distancien de los activos de renta variable y que los bajistas se alcen con el timón de la nave bursátil mundial, derivando en una psicosis vendedora que terminará por desencadenar el estallido de la actual burbuja bursátil.

Así se cumplirá la máxima del iconoclasta Galbraith: “Llegará el día en que el mercado descienda como si nunca fuera a detenerse”. Dicho estallido tendrá como efectos colaterales la consiguiente inanición financiera de las empresas, la subsiguiente devaluación de las monedas de incontables países para incrementar sus exportaciones y como efectos benéficos el obligar a las compañías a redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas y restablecer su crédito ante el mercado (como ocurrió en la crisis bursátil del 2000-2002) y como daños colaterales la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de quiebras que podría dibujar un escenario de estancamiento económico secular (secular stangantion) en la economía mundial para el próximo quinquenio.