Las remesas son transacciones de dinero realizadas por un trabajador extranjero hacia su país de origen. En la mayoría de los casos, estas transacciones se realizan desde los países desarrollados a zonas con menor crecimiento económico.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), reconoce el papel de las remesas internacionales en el crecimiento económico, en la reducción de la pobreza y en la inclusión financiera, principalmente, en América Latina. A raíz de la pandemia del coronavirus, el BID prevé una reducción de las remesas latinoamericanas entre el 20% y el 32%.
Existe una relación directa entre el empleo y el envío de remesas. En este vínculo se observa una disminución similar a la de la crisis financiera mundial de Estados Unidos y de Europa del 2008 y el 2009, en la cual se redujo en un -11.1%. En la mayoría de los países de la región, el envío de las remesas estaría decreciendo en más de un tercio en el 2020.
En el escenario optimista del BID, Guyana (-44.2%), Panamá (-30%) y Belice (-29%) serían los países con el menor flujo de remesas a sus países. En el caso del escenario base, los países más afectados serían Argentina (-10.1%), Bahamas (-12.5%) y Uruguay (-12.6%). En el escenario pesimista, más del 48% de los países listados en este estudio tendrían una reducción del 30% de sus remesas.
El freno económico originado por la pandemia ha llevado a que muchos migrantes extranjeros regresen a sus países de origen, debido a la falta de recursos económicos para sostenerse en el exterior. La apreciación del dólar se convierte en un incentivo más para regresar a sus ciudades natales, si el trabajador percibía sus ingresos en esta moneda. Para el 2021 se podría esperar un aumento de las remesas; sin embargo, se debe considerar que, para que esto suceda, los trabajadores migrantes deberían regresar a sus labores en el exterior.