El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que la inversión en infraestructura en la región deberá ubicarse entre 1.8% al 3.12% del PBI de América Latina y el Caribe; con una inversión de US$ 2,220,740 millones.
De acuerdo a las cifras actuales, la conectividad vial sería el sector que requeriría un mayor flujo de inversión con US$ 976,089 millones, seguido por Electricidad con US$ 577,084 millones. De los US$ 2,220,740 millones necesarios para el cierre de brechas, el 59% corresponde a inversiones de infraestructura nueva, mientras que el 41% restante corresponde al mantenimiento y reposición de activos.
Alcanzar estas brechas permitiría impulsar el crecimiento económico de la región y también reduciría las desigualdades sociales a mediano y largo plazo. Garantizar el acceso a infraestructura de calidad mejorará la calidad de vida de las personas, principalmente en las zonas rurales, las cuales generalmente son las más olvidadas.
El BID estima que, si se realiza esta inversión, al 2030 se estaría alcanzando los Objetivos de Sostenibilidad (ODS), diseñados desde 2015 por la ONU. Lo esencial de estos objetivos es que sean dirigidos al largo plazo; es decir, busquen generar un impacto que perdure por décadas.
A pesar de esto, existen varios retos a superar. Los casos de corrupción en el sector público, la falta de continuidad de obras y los efectos del cambio climático son algunos de los factores que afectan directamente el cierre de brechas.
En este sentido, deberá haber un trabajo en conjunto entre los diseñadores de la política pública y el sector privado, para impulsar la inversión en infraestructura y de esta manera reducir la brecha que esta genera.