Antonio Raimondi: un migrante o refugiado político que da tanto lustro a Italia y al Perú.

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Cada cierto período de años se habla de Antonio Raimondi, un lombardo, un milanés que fue a vivir muy joven al Perú. Su vida es un gran honor para Italia, su vida ha dado un gran lustro al Perú. Aún ahora, es poco conocido en su país de origen o no lo es suficientemente.

En esta oportunidad, en Milán, no sólo se habla de él, se muestra, se expone, no son declaraciones ni homenajes, es una exposición que el MUDEC o Museo de las Culturas, -un amplio espacio situado en la zona ex-industrial de la Ansaldo-, en dos Salas, ilustra el trabajo de este hombre bajo el título “Le aventure di un esploratore. Antonio Raimondi e la scoperta del Perù”“Las aventuras de un explorador. Antonio Raimondi y el descubrimiento del Perú”, inaugurada el 28 de octubre, seguirá abierta hasta el 26 de febrero 2017.

Una historia situada en 1850, Italia vivía sus luchas políticas internas, un joven que frecuentaba el Huerto Botánico de Brera quien, literalmente, escapa de Milán hacia Génova, en el puerto elige un barco que parte hacia el Perú, en la elección del barco predominó el recuerdo del cactus peruano del huerto botánico. Realiza el viaje con otros tres amigos.

En el Perú, tiene la suerte de conocer a Cayetano Heredia, gracias a una carta que él le llevaba, el doctor Heredia dirigía el Colegio Independencia, transformado posteriormente en la Escuela de Medicina, en la actualidad lleva su nombre. Cayetano Heredia, fue quien le dio su primer trabajo a Raimondi, clasificar la colección de geología y mineralogía para luego pasar a clasificar las plantas que se encontraban en el jardín del Colegio Independencia. Un año después le encargó la Cátedra vacante de Historia Natural. Diez años después Heredia y Raimondi fundan juntos la Cátedra de Química Analítica.

Antonio Raimondi, organiza dos muestras sobre los tesoros mineros del Perú, la primera en 1878 para la Exposición de París, la segunda la acompañó con un volumen descriptivo y analítico del suelo y del subsuelo peruano. Este trabajo Raimondi lo hizo gratuitamente manifestando su lealtad al Perú. 
Viaja por todo el país, con caballos, con mulas, a pié, toma nota de todo, dibuja, escribe, señala, toma las coordinadas, hace el primer Mapa del Perú y de sus riquezas. La vida sedentaria académica no le sentaba muy bien.

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Antonio Raimondi botánico, zoólogo, químico, geógrafo, arqueólogo, llegó a ser etnólogo y antropólogo. Lo más importante, permitió a los peruanos y al mundo, descubrir las riquezas peruanas, naturales, ancestrales y sobre todo acercarles a las culturas incaicas y preincaicas, acercar a los peruanos nativos, aunque pasarán muchos años antes que esto se realice, realidad aún muy imperfecta.

Me gusta recordar dos episodios que permiten ver la naturaleza de este hombre y su integridad. Una Brigada española llegó al Perú exigiendo reparaciones por los maltratos que habían recibido al perder la colonia, realizando actos vandálicos, Raimondi manifestó: “el acto vandalico de la brigada española me llenó de estupor y de indignación. Se ve que España hizo un largo sueño desde la conquista y ahora, despertándose de su largo letargo, se encuentra con las mismas ideas y con las mismas costumbres de aquél tiempo remoto”. En 1879, debido a la guerra con Chile, Lima fue ocupada por los chilenos, Antonio Raimondi tomó las colecciones que él había cedido al Estado peruano y se las llevó a su casa, las puso bajo la protección de la bandera italiana, él mantuvo siempre su ciudadania italiana. Ante tanta desgracia, Raimondi decía a los peruanos de entonces: “No hay que perder la fe. En el libro del destino del Perú está escrito un futuro grandioso”. Incluso, los chilenos le ofrecieron establecerse en Chile en la Facultad de Ciencias Matemáticas, a lo cual, Raimondi se negó.

Finalmente, es bueno recordar, cuando exhortaba a los jóvenes peruanos: “¡jóvenes peruanos! confiado en mi entusiasmo he iniciado un arduo trabajo bastante superior a mis fuerzas, pido por lo tanto vuestra participación. ¡Ayúdenme! den tregua a la política y dedíquense a hacer conocer vuestro país y sus inmensas riquezas”.

Su ciudad preferida era Huaráz donde conoció a su esposa Adela con quien tuvo tres hijos Enrico, Maria, Elvira.

Un milanés, el cual después de vivir los acontecimientos políticos de su época, que dieran lugar más adelante al nacimiento de Italia, se ve obligado a emigrar a un lejano país llamado Perú. No tenía títulos consigo pero tiene la fortuna de conocer a una anima gentil, Cayetano Heredia, quien supo encauzarlo en un camino, en el cual, desarrolló sus potencialidades. Raimondi adolecía de depresiones, sin embargo como él explica en una carta a su amigo Paz Soldan “si la generosa naturaleza no hubiese hecho germinar en mi esta pasión por las ciencias naturales, que se ha convertido casi en una frenesia y que me causa continua distracción, yo habría sido el más desgraciado de los hombres porque, si es un bien ser sensibles, es un martirio serlo demasiado. Si yo le hago saber esto a usted es porque tengo la convicción de hablar con un hombre inteligente y sensible que me entiende”.

Encuentro en este hombre, Antonio Raimondi, una persona que todos quisiéramos tener el gusto de encontrar y conocer, su historia personal es una magnífica enseñanza de la gran oportunidad que es la vida. Él era un inmigrante o un refugiado político, quien encontró lo que añoraba en el Perú: “Vale un Perù”.

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Curadores:
Carolina Orsini, Municipalidad de Milán
Luis Felipe Villacorta, Museo Antonio Raimondi

Con el Patrocinio de:
Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú 
Consulado General del Perú en Milán