UE-MERCOSUR: Que 20 años son nada. . . Héctor Casanueva

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La UE y Mercosur empezaron sus tratativas en junio de 1999, durante la I Cumbre de jefes de Estado y de gobierno ALC-UE (América Latina, Caribe y Unión Europea), realizada en Río de Janeiro. Entonces se acordó alentar un proceso de negociación de Acuerdos de Asociación de la UE con países y grupos, creando una red que vinculara política, comercial y cooperativamente a ambas regiones. Hubo expresa mención a México, Chile y Mercosur. Los dos primeros concluyeron sus negociaciones en menos de tres años y pusieron en marcha acuerdos sustantivos y beneficiosos, que actualmente se están modernizando.

No pasó lo mismo con Mercosur, debido a vaivenes políticos y crisis económicas en Argentina y Brasil, más trabas puestas a veces por Francia, otras por Brasil, por la industria, la agricultura, las compras públicas, y otros problemas. Pero, como es un soplo la vida, veinte años después vino un impulso final, desde España y Alemania, venciendo las reticencias de Francia, y con un nuevo escenario en Mercosur. Por fin hay acuerdo.

¿Y cuál es su importancia? Doy tres razones breves, para ser desarrolladas en una próxima entrega: Una, que se crea el mayor mercado del mundo, basado en reglas y disciplinas comerciales, cuyos flujos alentarán exportaciones, inversiones de calidad y empleos. De hecho, la UE invierte en Mercosur más de lo que invierte en China, Rusia e India juntas. Dos, se envía una señal potente, al sistema multilateral y a la OMC, de apertura de mercados y de respeto a las normas, en momentos de proteccionismo y guerra comercial alentada por los EE.UU. Y tres, se reanima la relación ALC-UE y la alianza estratégica de Europa con América latina, pues con Mercosur se completa la red de Acuerdos de Asociación entre ambas regiones, cubriendo los tres componentes originales: diálogo político, economía y cooperación.

La UE avisa con esto que no está sola. Cuenta con Latinoamérica a la que suma los acuerdos logrados recientemente con Canadá y Japón y, por tanto, tiene un mega-mercado y alianzas capaces de hacer frente a una hegemonía chino-estadounidense que pudiera tumbar las reglas del multilateralismo.

¿Algo más? Si, el acuerdo pone límites a eventuales aventuras antidemocráticas o contrarias al multilateralismo y al medio ambiente, como las de Bolsonaro. Francia y otros países se han encargado de anunciar que harán valer este espíritu antes de ratificarlo, proceso que en toda la UE por lo demás tomará un par de años.