El retiro de Chile del Pacto Andino

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primera parte

El 26 de mayo de 1969, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú firmaron el Acuerdo de Cartagena que dio origen al denominado Pacto Andino. El 13 de febrero de 1973 adhirió Venezuela. El 30 de octubre de 1976, Chile se retiró del Acuerdo. En unas semanas más se cumplirán pues 50 años de la creación del Pacto Andino.

Habiendo sido testigo de este proceso, así como del retiro de Chile del Pacto Andino; y habiendo pasado un tiempo más que prudente para comentarlo desapasionadamente, he estimado del caso expresar mi parecer sobre lo ocurrido. Al hacerlo, me anticipo a señalar que mi opinión la hago a título absolutamente personal, y que por cierto respeto y agradezco todas las otras opiniones que otros tengan sobre estos acontecimientos.

CAPÍTULO PRIMERO

UN POCO DE HISTORIA

1.- Gracias a las negociaciones emprendidas por el Presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970) y el Presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo, los países aledaños a la Cordillera de los Andes, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú, suscribieron en 1968 el Acuerdo de Cartagena, y el tratado que instituyó la Corporación Andina de Fomento. A estos dos tratados internacionales, más el Convenio Andrés Bello (sobre integración cultural) y el Convenio Hipólito Unanue (sobre integración en materias de salud), se les conoce genéricamente como Pacto Andino. En el comentario que sigue, sin embargo, nos referiremos al Acuerdo de Cartagena cuando hablemos del Pacto Andino.

2.- No cabe duda que el advenimiento en Chile del gobierno de la denominada Unidad Popular, del Presidente Salvador Allende Gossens, el 3 de noviembre del año 1970, constituyó un golpe para el proceso de integración andina, puesto que la filosofía de comercio exterior que dicho gobierno impulsaba, no se avenía con la filosofía de corte liberal, como lo era el Acuerdo de Cartagena. A este respecto conviene recordar que el Acuerdo de Cartagena se enmarcaba en las estructuras jurídicas del Tratado de Montevideo del año 1960, y éste, a su vez, en las estructuras muy liberales del GATT. Dicho de otro modo, en la base del Acuerdo de Cartagena se encontraba el artículo XXIV del GATT. (En efecto, y finalmente, el proceso integrador andino era un proceso enmarcado en la filosofía libremercadista del artículo XXIV del GATT, institución ésta rectora del libre comercio, en el que la Unidad Popular no creía).

3.- Es que la integración económica que postulaba (y postula) el GATT, no persigue en fin de cuentas sino la liberalización total del comercio de bienes. De manera que para el gobierno del Presidente Allende existía una cierta antinomia entre su política de estatización del comercio exterior, y la libre circulación de mercaderías postulada por el Acuerdo de Cartagena.

4.- No obstante, el Presidente Allende tuvo el buen criterio de no cambiar al equipo negociador de Chile, a cargo de funcionarios de la ex Secretaría Ejecutiva para los Asuntos de la ALALC, (que es uno de los antecedentes legales de DIRECON), dirigida por Juan Somavía Altamirano, lo que no sólo produjo una excelente impresión en el resto de países miembros, sino que permitió al Gobierno de la Unidad Popular diferir una decisión de retiro del Pacto Andino, a la espera de mejores circunstancias de política internacional. Allende comprendió muy bien que de frente a la hostilidad de Estados Unidos, más le convenía sumar amigos que enemigos. (Actitud que años después no tuvo el Gobierno Militar, granjeándose numerosos enemigos, y lo que es peor, entre sus vecinos más inmediatos).

5.- Es así como desde la asunción al poder del gobierno del Presidente Allende, la presencia de Chile en el Pacto Andino era una especie de “muerte anunciada”. Para salvarlo, y sustituir la inevitable futura ausencia de nuestro país, o de frente a un Chile “cojo”, por decir lo menos, los restantes países miembros del Pacto Andino, esto es, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, se vieron en la necesidad de re-invitar a ingresar a la díscola Venezuela, no obstante las diferencias que existían en esa época entre esta nación y los andinos.

Cupo curiosamente al Presidente Allende y a sus negociadores, un rol fundamental en el ingreso de Venezuela al Pacto Andino, lo que finalmente ocurrió el 13 de febrero de año 1973, año éste de la adhesión de Venezuela al Acuerdo de Cartagena, cuando Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú aceptaron incorporar a Venezuela al Pacto Andino.

(A petición del Presidente de Perú, ese mismo día 13 de febrero, en la madrugada, desde la embajada de Chile en Lima, y junto al suscrito, el Embajador Gastón Illanes “despertó” al Presidente Allende con una llamada telefónica urgente, diciéndole que la adhesión de Venezuela al Pacto Andino estaba a punto de fracasar, por la pertinaz oposición del negociador colombiano a ceder en algunas pretensiones venezolanas insoslayables para éstos. Illanes le pidió a Allende que llamara urgentemente al Presidente de Colombia pidiéndole que aceptara las exigencias venezolanas, para sacar a flote la negociación. El Presidente Allende le dijo que lo haría así, y más tarde, el propio Allende confirmó que lo había hecho, y que el Presidente de Colombia le había encontrado toda la razón, y había instruido a su negociador de ceder los puntos a Venezuela).

6.- Todo hacía pues presumir que tarde o temprano, bajo un gobierno chileno socialista, Chile debería retirarse del Pacto Andino, puesto que la política de relaciones económicas internacionales del Gobierno de Allende no consideraba a la integración económica andina o latinoamericana como compatibles con el proceso de estatización del comercio exterior que se deseaba implementar, y que se implementó con la creación del SEREX. Por ejemplo, la famosa Decisión 24 sobre Inversiones Extranjeras era mal vista en Chile por algunos círculos de la Unidad popular, pues lejos de estatizar, nacionalizar o socializar el capital extranjero, lo protegía asegurándole reglas claras e internacionalmente reconocidas.

7.- Se desmoronaba así el Pacto Andino, que había sido sin embargo la concreción del sueño visionario e integrador del Presidente Eduardo Frei Montalva, quien veía en estos acuerdos la única manera de resolver la cuadratura del círculo en que se habían convertido tanto las relaciones de Chile con sus vecinos, como la parálisis de la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, creada por el Tratado de Montevideo del año 1960), en razón de las renuencias de Brasil y Argentina.

8.- Cuando el Gobierno Militar derrocó al Presidente Allende, algunos pensaron en una primera instancia que Chile seguiría en el Pacto Andino, aportando todo aquello que no había podido aportarse durante el gobierno de Allende, pero no fue así, pues el Gobierno Militar sospechó del Pacto Andino y postuló el retiro de Chile, y su consecuente aislamiento. Los militares creyeron, -profundamente equivocados-, que el Pacto Andino era una obra del socialismo internacional de la Unidad Popular, desconfiaron de él y plantearon como objetivo el retiro de Chile del Acuerdo de Cartagena. Para colmo, dos instrumentos andinos chocaban contra la nueva política de apertura del nuevo equipo económico: la Decisión 24 y el Arancel externo Común.

9.- Pero no fueron solo razones técnico-jurídicas las que impulsaron el retiro de Chile, sino que el ambiente de las negociaciones fue empeorando de día en día, al punto que faltó poco para que las discrepancias llevaran a las partes a límites insospechados de violencia verbal, con insultos de lado y lado.

Quizás, con buena voluntad, hubiera podido encontrarse salidas jurídicas a las incompatibilidades entre el AEC y la Decisión 24, pero dado el clima verbal de las negociaciones, ello resultó imposible. Es del caso reproducir aquí las palabras del negociador principal e impulsor infatigable de estos acuerdos, el ingeniero chileno Salvador Lluch Soler, miembro de la Junta del Acuerdo de Cartagena, quién señala que el hecho central del retiro de Chile del Pacto Andino es el naufragio de ese sueño de Eduardo Frei Montalva, que tuvo un breve período de vigencia, y agrega: el retiro formal de nuestro país del Pacto Andino no tiene, a mi juicio, una importancia única ni una responsabilidad exclusiva”. “Lo que no tiene perdón, fue la forma ruda y torpe en que dicho retiro se ejecutó, pues lo que pudo ser una separación amistosa, se transformó en el anhelo de las otras cinco Delegaciones andinas, que lo único que querían, al final, era no ver a ningún chileno por un buen rato”. Y  finaliza diciendo Lluch, “basta con mirar nuestra frontera norte para percibir cuán estúpido fue el comportamiento de los negociadores chilenos”.

Sigue………..

Fuente: Fueron tomados de Estudios realizados en la desaparecida Secretaría Ejecutiva para los Asuntos de la ALAC y Pacto Andino, el año 1977.