El liderazgo se evalúa del modo cómo se enfrenta el paso de la historia: Vincenzo Amendola

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El 26 de marzo se reunió el Consejo de la Unión europea, los 27 países, con una mercado único en perfeccionamiento, desunido por los problemas socio-políticos del mundo, ahora se agrega la Covid-19. Por años hemos viso interminables debates en el Parlamento europeo, replicado en visión y en modo por el Consejo europeo, dejando a los países más afectados por la migración africana a su suerte, los países del norte de Europa no consideran les atañe, se oponen a la «relocalización de los migrantes». Ahora, ante el Covid-19, se replica la situación, son casi los mismos países los afectados Italia y España, los cuales no tienen sus cuentas en orden. Se considera que no son gobernados pulcramente, se verifica escasa solidaridad ante los contagios, ni siquiera les donan mascarillas. Una vez más se hace evidente las grietas de la gestión gubernamental, entre: rigurosa y relajada. Esto ha generado dos frentes, con una excepción, en esta oportunidad, Francia con Emmanuel Macron a la cabeza, está con ellos. En realidad son 9 nueve países que piden la creación de un «coronabond», señalan, «hay razones válidas para apoyar tal instrumento común, porque todos estamos afrontando un shock simétrico exógeno, del que no es responsable ningún país, pero cuyas consecuencias negativas pesan sobre todos».
«Este instrumento de deuda común deberá ser de dimensiones suficientes y a largo plazo para ser plenamente eficaz y para evitar riesgos de refinanciación ahora y en el futuro».

Los peticionarios son: Italia, España, Francia, Bélgica, Grecia, Irlanda, Luxemburgo, Portugal y Eslovenia.  Los principales opositores: Holanda, Alemania y Austria.

El documento emanado el 26 de marzo tiene 5 puntos: 1) Limitar la propagación del virus; 2) Suministrar equipos médicos; 3) Promover la investigación; 4) Hacer frente a las consecuencias socioeconómicas; 5)Ciudadanos bloqueados en terceros países.

Con el pasar de los días, la negativa se ha ido suavizando con declaraciones y actos económicos de parte del Banco Central europeo, Christine Lagarde, inicialmente contraria ha dado muestras de colaboración, las declaraciones del presidente del Parlamento europeo, David Sassoli, la reciente carta de Mario Draghi, abren espirales a una rigidez fundada en la desconfianza, ninguno quiere pagar las deudas de  España e Italia.

La Declaración conjunta señala en el punto 14: «invitamos al Eurogrupo a que nos presente propuestas en un plazo de dos semanas. Dichas propuestas han de tener en cuenta que la conmoción causada por la COVID-19 no tiene precedentes y afecta a todos nuestros países, y nuestra respuesta se reforzará, según resulte necesario, con nuevas medidas adoptadas de forma inclusiva, en vista de los acontecimientos, con objeto de ofrecer una respuesta global.»

Ministro de Asuntos europeos de Italia, Vincenzo Amendola.

El Ministro de los Asuntos europeos de Italia, Vicenzo Amendola, se siente cautamente optimista, ante gestos importante como el de la Comisión europea: ha suspendido el Pacto de Estabilidad para favorecer las maniobra de política nacional, ha alzado la ayuda al máximo y ha construido el fondo CRI ratificado por el Parlamento europeo, que da la posibilidad de utilizar los fondos europeos, Asimismo, la BCE con el programa PEP establece medidas para sostener el titulo en el mercado.

«Lo que falta», nos dice, «es un instrumento de política fiscal coordinada que permita soportar el golpe de la recesión que se preanuncia imponente y sobre el cual la economía de nuestro continente deben equiparse, no es la misma crisis del 2008, no es una crisis financiera de mercados sino es una crisis  de economía real, todas las cadenas de producción debe encontrar una respuesta conjunta, ……el Consejo ha dado mandato al Eurogrupo, será importante negociar y dar fuerza a Europa en este importante reto.» 

A la visión holandesa de considerar irresponsable el gasto excesivo italiano, el ministro Amendola, puntualiza que Italia no pretende una mutualización de su deuda, la deuda italiana «es responsabilidad de Italia», lo que se pide a nivel europeo es «buscar todos juntos de mutualizar el riesgo de la recesión, las 27 economías serán afectadas por esta recesión que afectará la demanda y la oferta, ningún país sólo podrá hacerle frente, nuestro discurso no es nacionalista sino europeista. Si la recesión tendrá los números que se prospectan, ningún país europeo podrá dejar de lado el soporte del mercado interno, ninguno podrá pensar que lo que sucede en los Estados Unidos no dejará de tener influencia, es mejor unirse para enfrentar esta recesión y no hablar el mismo lenguaje que se hablaba 10 años atrás. La naturaleza de la crisis es diferente.»

Ante un espíritu europeo alejado del espíritu de los padres fundadores, nos dice recordando la reciente conmemoración de los 63 años del Tratado de Roma, en un ambiente triste por la pandemia, «hoy estamos ante uno de los retos más imponentes por la solidez y resilencia de la Unión europea. Este  reto, así fue enfrentado por los Padres fundadores sesenta y tres años atrás, debe ser enfrentado por los líderes que sienten la dimensión de la historia no sólo la contabilidad o los problemas burocráticos. El liderazgo se evalúa del modo cómo se enfrenta el paso de la historia.»