El ingreso per cápita es definido como el ingreso promedio anual que recibiría un ciudadano de un país, siempre y cuando el ingreso nacional sea repartido de manera equitativa. Este indicador es utilizado para mostrar el nivel de riqueza o bienestar de un país y su comparación con otros es posible al utilizar el dólar como unidad monetaria.
El cálculo del ingreso per cápita es realizado por muchas instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.
La forma del cálculo de este índice económico está sujeta a permanentes críticas, principalmente porque no refleja correctamente el bienestar de la población de un país. Esto se debe a que el ingreso per cápita supone que el ingreso nacional es repartido a cada persona por igual, lo cual no es cierto en la práctica.
A pesar de esta desventaja, el ingreso per cápita ha sido adoptado por muchos a la hora de analizar una determinada economía, incluso se puede hacer comparaciones entre países de una misma región, los cuales comparten muchas características.
A nivel de agrupaciones, según datos del FMI, los países miembros del G7 en el año 2016 obtuvieron un ingreso per cápita promedio de US$ 48,977.85, por encima del per cápita promedio de las economías avanzadas (US$ 47,382.56).
Al grupo de economías avanzadas le siguen los países de la Unión Europea con US$ 39,317.20, mientras que las economías de América Latina y el Caribe presentaron sólo US$ 15,358.16 de ingreso per cápita, menos de la mitad que la Unión Europea.

Si nos centramos en los principales países de América Latina, Chile lidera la región con el mayor ingreso per cápita en 2016 (US$ 24,112.94), seguido por Argentina y México con US$ 20,047.49 y US$ 18,938.32, respectivamente.
En este contexto, las expectativas del ingreso per cápita en América Latina son positivas y crecientes; pero es conveniente indicar que queda mucho trabajo por realizar para alcanzar los niveles de ingresos de los países desarrollados.
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