Migración y Discapacidad – Ci Siamo en la U. Católica de Milán

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El 15 de septiembre, en la Università Cattolica del Sacro Cuore (Aula Pio XI, Largo Gemelli 1), se realizó el congreso final del proyecto “Ci Siamo – Migraciones y Discapacidad”, coordinado por Fondazione ISMU con la colaboración de LEDHA, Caritas Ambrosiana y Fondazione Articolo 49. El encuentro —presencial y en streaming— reunió a instituciones y organizaciones para compartir buenas prácticas de acceso a servicios, inclusión y derechos de personas con discapacidad con antecedentes migratorios.

En la apertura, Laura Zanfrini, profesora de Sociología en la Università Cattolica del Sacro Cuore y responsable de la investigación, planteó que la diversidad y la unicidad de cada persona deben guiar toda política de inclusión, “sin dejar a nadie atrás”. Subrayó que la integración de personas con discapacidad y trayectoria migratoria posee un valor de sostenibilidad social y de creación de bien común, y que incluso los grupos más marginados y vulnerables pueden y deben contribuir al modelo italiano de integración.

Zanfrini insistió en la necesidad de tejer redes entre organizaciones y de generar un sistema capaz de dialogar con este grupo de ciudadanos, lo que permitiría una “contaminación positiva” y el desarrollo de sinergias virtuosas. Señaló que este camino se inició en 2023 con itinerarios de formación para ampliar el conocimiento, y que en este congreso se instituye un Comité local de orientación y se anuncia la creación de un Observatorio, con el objetivo de garantizar continuidad y seguimiento en el tiempo.

Se recordó que la discapacidad puede estar presente en la persona migrante desde su origen, pero también puede adquirirse en Italia, ya sea por enfermedades, accidentes de trabajo o condiciones de vida precarias. En ambos casos, el riesgo es el mismo: la invisibilidad institucional y social que condena a estas personas a permanecer en los márgenes.

El seminario se enriqueció con la participación de cuatro personas migrantes con discapacidad, quienes ofrecieron un retrato directo de sus trayectorias de vida y de las barreras encontradas en Italia. Sus relatos confirmaron lo señalado en la apertura: la discapacidad puede acompañar al migrante desde su país de origen o surgir posteriormente en el país de acogida, a raíz de enfermedades, accidentes o condiciones laborales adversas.

Uno de los testimonios provino de un migrante con experiencia en Suecia, país donde, según relató, “todo camina”: los servicios sanitarios, sociales y de inserción laboral funcionan de manera integrada, garantizando continuidad en la atención y trayectorias más estables. Este relato contrastó de forma inmediata con las experiencias de los demás participantes, que describieron vacíos en la coordinación de servicios en Italia, tiempos de espera prolongados, falta de mediación cultural y escasa accesibilidad comunicativa.

Los testimonios coincidieron en un punto: la necesidad de reconocimiento y visibilidad. Más allá de la ayuda asistencial, lo que se reclama es el derecho a ser considerados parte activa de la sociedad, con igualdad de acceso a la educación, al trabajo y a la vida comunitaria.

En la fase conclusiva, la representante de la Región Lombardía reconoció que la inclusión de las personas con discapacidad migrante sigue siendo un desafío complejo. Subrayó que el compromiso regional se orienta a coordinar sanidad, servicios sociales, escuela y empleo, con tres prioridades concretas:

  1. Acceso unificado a los servicios mediante ventanillas únicas y mediación cultural.

  2. Interoperabilidad de datos, que permita dar seguimiento a cada caso y evaluar resultados.

  3. Formación específica de los operadores en discapacidad, migración y accesibilidad comunicativa.

Anunció la creación de un Comité local de orientación y de un Observatorio regional, destinados a garantizar continuidad y seguimiento más allá de la duración de los proyectos puntuales. Recalcó que la Región Lombardía financia la iniciativa y que este compromiso debe sostenerse sobre tres principios: multidimensionalidad, equidad y eficiencia.

Finalmente, reconoció que el sistema actual de trabajo y bienestar “todavía deja atrás a demasiadas personas”. Y añadió que el verdadero valor de la diversidad no consiste solo en derribar barreras arquitectónicas, sino también en traducir y decodificar la experiencia de vida de estas personas, asegurar la traducción lingüística y cultural, y convertirla en un patrimonio colectivo capaz de fortalecer a toda la sociedad.

Conclusión

El seminario de la Università Cattolica mostró, con nitidez, tres niveles complementarios: la mirada académica de Laura Zanfrini, que situó la diversidad y la unicidad de cada persona en el centro de las políticas inclusivas; la voz directa de los migrantes con discapacidad, que puso rostro y experiencia a los vacíos del sistema, y que contrastó la realidad italiana con modelos más avanzados como el sueco; y, finalmente, la respuesta institucional de la Región Lombardía, que reconoció la deuda pendiente y anunció instrumentos concretos como un Comité local y un Observatorio regional.

La convergencia de estas perspectivas dejó un mensaje claro: la discapacidad y la migración no pueden seguir siendo invisibles. Reconocer sus potencialidades y garantizar igualdad de acceso a derechos y servicios no es solo un deber de equidad, sino también un indicador de sostenibilidad, democracia y cohesión social para el futuro de Italia.