Era el 7 de mayo cuando la presidente del Consejo italiano, Giorgia Meloni visito Tripoli, Libia donde se reunió con el Presidente del Consejo Presidencial, Al-Menfi, y con el Primer Ministro del Gobierno de Unidad Nacional libio, Dabaiba, estuvo acompañado por los ministros de Universidad e Investigación, Anna Maria Bernini, de Salud, Orazio Schillaci, y de Deportes y Juventud, Andrea Abodi.
Al finalizar el encuentro se firmaron declaraciones de intenciones en materia de cooperación e investigación universitaria, salud, deporte y juventud en el marco del Plan Mattei para África, el Presidente Meloni y el Primer Ministro Dabaiba decidieron organizar un foro empresarial italo-libio antes de finales de año. Fue la oportunidad de discutir sobre la importancia de celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias en Libia, en el marco de la mediación de las Naciones Unidas que es necesario relanzar. Italia, en este sentido, se ofreció a seguir trabajando para garantizar una mayor unidad de propósitos entre la comunidad internacional y promover la cooperación entre Libia y la Unión Europea.
En la misma fecha, la Presidenta Meloni viajó a Bengasi, donde se reunió con el mariscal Khalifa Haftar, con quien discutió, entre otras cosas, las iniciativas italianas en el sector agrícola y sanitario que afectan también a la zona de Cirenaica, además de reiterar la voluntad de Italia de contribuir, también a través de medidas específicas. capacidades de nuestro sector privado, a la reconstrucción de Derna, afectada el año pasado por una dramática inundación, en consonancia con el compromiso global que Italia había asumido inmediatamente después de la tragedia. Aspecto, el de la reconstrucción, también compartido con el Presidente Al-Menfi, que quiso recordar el generoso compromiso de Italia.
Sin embargo, como refiere el Corriere della Sera, es la segunda vez que en el mismo puerto, en el mismo muelle, y con el mismo origen, llega un barco gemelo recorriendo una misma ruta cuyo destino era el clan libio y ahora abiertamente prorruso de Khalifa Haftar, el señor de la guerra de Bengasi. En esta oportunidad nuevamente la Policía financiera en Gioia Tauro, Calabria incautó, el mismo material: armas de guerra escondidas en un gran portacontenedores de 400 metros de largo y 61 de ancho, el cual partió de Yantián puerto de Shenzhen recorrió África vitando a los hutiés, hizo escala en Valencia y en Barcelona, sin embargo, no fueron detenidos, fue detenido en Italia antes de llegar a Bengasi, advertidos por los Estados Unidos, así se descubrió el cargamento de armas destinado al clan Haftar, que fueron confiscadas. De este modo se hace evidente la tensión entre occidente y China-Rusia.
Ya el 18 de junio se vivió la misma experiencia en un portacointainer de la MSC de la familia italo-suiza Aponte quien no se pronunció, al parecer el contrabando no es de conocimiento de las compañías de transporte.
Sin embargo, un elemento de interés constituye la advertencia norteamericana a Italia, no a Singapur ni a España en cuyos puertos hizo escala. Por otro lado, durante a visita del 7 de mayo Giorgia Meloni solicitó al hombre fuerte de la Cirenaica sobre la necesidad de «poner fin a la presencia de fuerzas extranjeras en suelo libio», hasta la fecha Rusia ha desembarcado al menos 1.800 milicianos y grandes cantidades de armas procedentes de Tartus, en Siria, en el puerto de Tobruk, controlado por Haftar. Si el momento internacional, campaña electoral en los Estados Unidos, es propicio para «acelerar la penetración militar en Libia y en el África subsahariana, precisamente gracias al acceso permitido por Haftar» como señala Federico Fubini en el Corriere, para los Estados Unidos se debe proceder a sancionar a las entidades involucradas al clan del este de Libia, se ha superado el clima de las peticiones diplomáticas y de las advertencias.