Durante la pandemia varios países de la región latinoamericana y del mundo emitieron bonos soberanos, con el objetivo de adquirir recursos económicos en medio de la recesión mundial. En la demanda de los citados bonos la tasa de interés tiene un papel fundamental, pero más importante es la seguridad de pago que brindan estos papeles. Por esta razón las calificaciones crediticias de riesgo soberano son importantes para realizar esta clase de inversión y mucho más transcendente si son bonos de países emergentes o en vías de desarrollo.
De acuerdo a la calificación realizada por Standard & Poors, durante los años 2010-2021, los países de la región que poseen las mejores calificaciones por riesgo soberano son Chile, Perú y Uruguay; sin embargo, durante este período Chile presentó un deterioro en su calificación de AA- a A. En este sentido, Perú y Uruguay son los países que presentaron mejoras en su calificación crediticia; y Bolivia es el único país en estudio que posee una perspectiva negativa.
De acuerdo a la calificación por el riesgo, se determina la categoría de grado de inversión que posee un país. Dichas categorías indican la probabilidad de un país para hacer frente a sus obligaciones. Por ejemplo, los primeros cuatro países listados, Chile, Perú, Uruguay y Panamá poseen un grado de inversión que genera confianza en los inversionistas, muy distinto a las categorías “especulativo” y “altamente especulativo”. Los bonos soberanos con grado de inversión especulativo, o menos, tienen la característica de ofrecer altas tasas de interés, con un riesgo de impago elevado, a los cuales pertenece actualmente Colombia, México, Brasil y Bolivia.
Estas variaciones en las calificaciones crediticias se deben a diversos factores, principalmente los de carácter económico y político. Durante el 2020, la recesión mundial por la pandemia generó pánico en los mercados financieros, lo cual fue inmediatamente admitido por las calificadoras de crédito. En el 2021, las perspectivas de crecimiento económico para la región habrían mejorado las puntuaciones de riesgo soberano, pero las elecciones presidenciales en algunos países de la región, y las alteraciones sociales, han ocasionado que algunas calificadoras tengan una perspectiva negativa de la región.