La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha proyectado un avance moderado del 2.5% para el Producto Bruto Interno (PBI) de la región para el 2026. Aunque esta cifra representa una ligera mejora con respecto a los años anteriores, el organismo subraya que este nivel de expansión es insuficiente para cerrar las históricas brechas sociales, de pobreza y de infraestructura que caracterizan actualmente a la región. El crecimiento sigue siendo fundamentalmente irregular.
La marcada diferencia en las tasas de crecimiento entre países es la principal característica del panorama. Economías con sólidas posiciones macroeconómicas y factores externos favorables, como Perú 3.5% y México 2.8%, liderarán la expansión regional gracias a la estrategia empresarial de trasladar su producción y servicios a países cercanos y al superávit comercial. En fuerte contraste, otras economías grandes como Brasil 2.2% y Chile 1.9% enfrentan mayores desafíos vinculados a la incertidumbre fiscal y a la necesidad de reactivar la inversión interna.
La CEPAL enfatiza que la clave para superar esta persistente «trampa de bajo crecimiento» es la inversión productiva y la elevación de la productividad. El bajo crecimiento proyectado del 2.5% obliga a la región a generar espacio fiscal de forma urgente. Esto significa movilizar recursos para aumentar la inversión en infraestructura y tecnología, que es históricamente baja y es el principal freno a un crecimiento sostenido.
El pronóstico de la CEPAL para 2026 es una alerta. Si bien la flexibilización monetaria global ofrece un respiro, la región no puede depender de los factores externos. El reto es utilizar la estabilidad macroeconómica de los países líderes para impulsar una agenda de reformas estructurales que aseguren que el crecimiento del PBI sea lo suficientemente robusto como para generar empleo de calidad y reducir la desigualdad, rompiendo de esta manera la inercia del bajo crecimiento.








