El empleo post pandemia en América Latina

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Todos los países del mundo han sufrido la pérdida de empleo originada por la pandemia del COVID-19. La Organización Internacional del trabajo (OIT), en su quinta edición del reporte “La COVID-19 y el mundo del trabajo”, indica que en el primer trimestre del 2020 se perdieron 155 millones de empleos; y en el segundo 400 millones. En este contexto, el 93% de los países han cerrado lugares de trabajo.  América Latina representa el 18.3% con 73.2 millones de empleos perdidos.

La Cámara de Comercio de Santiago de Chile (CCS), realizó un estudio sobre la situación del empleo en Latinoamérica. En este estudio, Perú (39%) es el principal país de América Latina que ha sufrido la mayor pérdida de empleo, seguido por Costa Rica (21%) y Chile (20.9%).

A pesar de estos resultados, la CCS especifica que, si bien Perú es el principal país con la mayor pérdida porcentual de empleo, Brasil es el país que tiene más pérdida de puestos laborales, registrando entre marzo y julio 8.9 millones.

La medida de la cuarentena o aislamiento social, que muchos países latinos tomaron, ocasionó la paralización de la actividad económica en la región, causando que concluyeran de manera inmediata una gran cantidad de puestos laborales. A este problema se le suma también un potencial aumento de la informalidad laboral; muchas pequeñas y micro empresas han clausurado sus puertas definitivamente, obligando a los trabajadores a buscar empleo rápidamente, incluso, en entornos laborales que no tienen ningún tipo de beneficios sociales.

Para la OIT, la recuperación del empleo en el segundo semestre del 2020 es incierta. Se estima una disminución del 4.9% de las horas laborales alrededor del mundo (140 millones de empleos); sin embargo, si una segunda ola de la pandemia se presentara en este período, se podría considerar una pérdida de 340 millones de empleos.

Si bien en América Latina se está trabajando en la reactivación económica, la falta de empleo no permitirá dinamizar la demanda interna, con lo cual cualquier esfuerzo de reactivación podría fracasar. Por lo tanto, la reactivación de la economía así como la recuperación del empleo deben ir de manera conjunta. Un entorno político saludable, el apoyo a grupos vulnerables y el respeto de los derechos laborales son esenciales para que se produzca una verdadera reactivación económica en el largo plazo.

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Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid - España, Maestría en Administración (Universidad Autónoma de Guadalajara – México) y Maestría en Administración Pública (Instituto de Estudios Superiores en Administración Pública en México D.F.). Economista de la Universidad de Lima (1974). Decano de la Facultad de Economía durante 14 años, Director de la Escuela de Post Grado (3 años) y Catedrático Principal de Economía de la Universidad de Lima. Vocal de la Sala Especializada en Protección al Consumidor (agosto 2012 – agosto 2017). Actualmente, Gerente General de Asesoría y Negocios Financieros S.A. – ASFINSA, Director independiente de empresas privadas y Experto en valorizaciones económicas para la determinación del daño emergente, lucro cesante, costo de oportunidad y daño moral.