Durante el año pasado, el riesgo país ha sido uno de los indicadores de inversión que presentó mayor volatilidad impulsada, principalmente, por la dinámica de la pandemia y la reducida evolución de la actividad económica local. Este indicador esta referido a la capacidad que tiene un país en el corto plazo para cumplir con sus obligaciones financieras.
De acuerdo al indicador de riesgo país (EMBI), elaborado diariamente por J.P. Morgan, durante el 2021 la economía latinoamericana estuvo operando con un EMBI de 3.63% promedio. Si bien esta cifra está por debajo del 4.65% que fue el promedio observado en el 2020, también se destaca por ubicarse en niveles menores del 3.96% del 2019. A nivel de naciones, Uruguay con 1.27%, Chile con 1.53% y Perú con 1.70% son los países líderes de la región al poseer el riesgo país más bajo.
Es conveniente indicar que la evolución de la pandemia y la lenta reactivación de la economía latinoamericana son factores agravantes del riesgo país regional, también se debe incluir el tapering de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED). El tapering es definido como la reducción gradual de las compras de activos a gran escala realizada por la FED. Este ejercicio fortalecería el dólar y debilitaría los mercados emergentes.
Al respecto, las economías de la región han culminado en el 2021 con cifras elevadas de inflación, principalmente por el encarecimiento de los bienes de consumo impulsado por un tipo de cambio elevado. Esta situación ha originado que diversos bancos centrales aumenten sus tasas de interés de política monetaria a fin de controlar las presiones inflacionarias. Una tasa de política monetaria alta limita la liquidez del sistema financiero, determina un menor crecimiento de las economías y podría impulsar en cierta medida un mayor riesgo para los inversionistas extranjeros.