Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, inaugurada en México por Alicia Bárcena

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Bajo el liderazgo de Perú y de México, como lo señalara Alicia Bárcena, se creó «un espacio propio donde dar forma original y pertinente a la voz de nuestra región frente al desafío enorme de convertir en hechos los compromisos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.»

Así ha nacido el Foro, «en mayo de 2016 durante la celebración del trigésimo sexto período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que tuvo lugar en Ciudad de México, los Estados miembros de la CEPAL aprobaron la resolución 700 XXXVI, (Resolución de México) por la que se creó el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible como mecanismo regional para el seguimiento y examen de la implementación y seguimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sus metas, sus medios de implementación y la Agenda de Acción de Addis Abeba sobre el Financiamiento para el Desarrollo. Posteriormente, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas hizo suya la creación del Foro mediante la aprobación de su resolución 2016/12.»

Prosigue Alicia Bárcena, «Luego de dos años de contracción económica, América Latina y el Caribe retomará en 2017 tasas de crecimiento positivas pero aún bajas. Nuestras proyecciones hablan de un crecimiento de 1,1% para la región este año, aunque con marcadas diferencias subregionales: América Central y México crecerán en torno al 2,3% mientras que América del Sur lo hará en torno a 0,6%.» Por otro lado, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL señala que también en la region se está verificando un estancamiento en la reducción d ela pobreza «entre 1990 y 2014 la región logró reducir en veinte puntos la tasa de pobreza, desde 48,4% a 28,2%. Sin embargo, la CEPAL estima que en 2015 esa tasa habría aumentado a 29,2%, lo que equivale a 175 millones de personas, de los cuales 75 millones, es decir, el 12,4% de la población, estaría en situación de extrema pobreza o indigencia.»

A esto se suma las fuerzas contrarias a la globalizacion que también ha llegado a la hiperglobalizacion y ha marcado aún más las desigualdades. A esta situación, un equilibrio se encuentra en el desarrollo sostenible «en su condición de pilar de la prevención, la paz y la seguridad» como lo señala el Secretario de la ONU Guterres. El desafío es entonces recuperar la agenda de cooperación multilateral que quedó en el limbo entre la hiperglobalización y el emergente unilateralismo, señala Alicia Barcena, refiriéndose a la «Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que representan el consenso emergente entre gobiernos y actores diversos, capaz de tornar compatibles las políticas nacionales a favor del empleo con derechos y el desarrollo con la expansión del comercio internacional y la prevención de conflictos. Son compromisos que reconocen a las personas, la paz, la prosperidad compartida, al planeta y las alianzas como los principales rectores, compartidos y universales, en los que se debe basar una nueva batería de estrategias y políticas globales, regionales y nacionales.

La Agenda 2030 propone expandir el comercio y corregir sus desequilibrios evitando el ajuste recesivo en las economías deficitarias; llama a una mejor gobernanza de las finanzas internacionales, evitando crisis como la del 2008, así como burbujas especulativas en los mercados de monedas, inmobiliario y de commodities; invita a expandir las políticas sociales y avanzar hacia un estado de bienestar sin que se erosionen las bases tributarias, la competitividad y la inversión en los países que adoptan estándares más elevados de protección al mundo del trabajo y combate a la desigualdad; y demanda controlar y penalizarlas externalidades ambientales y el uso predatorio de los recursos naturales.»

La respuesta ante el riesgo de quiebra del sistema multilateral no puede ser regresar al status quo anterior en el sistema internacional, que generó los problemas actuales, sino recuperar la cooperación multilateral y la integración regional como herramientas del desarrollo, tal como se propone en la Agenda 2030.

América Latina y el Caribe debe ser capaz de revigorizar la integración regional, hoy fragmentada y debilitada, para usarla como instrumento de diversificación productiva y fortalecimiento de capacidades. A nivel nacional, se requiere una nueva generación de políticas sociales, de educación y de desarrollo productivo que inserten a la región en la nueva revolución tecnológica, en donde convergen la innovación, el crecimiento con inclusión social y la protección al medio ambiente.

Seamos claros, un sistema multilateral abierto no es el fruto espontáneo de la desregulación y la liberalización comercial y financiera en un contexto de alta heterogeneidad. Nunca lo fue. Construir este sistema y mantenerlo requiere un conjunto de reglas que tenga en su centro la reducción de asimetrías y el ataque a los problemas del desarrollo y del rezago tecnológico. La Agenda 2030 proporciona la hoja de ruta para construir ese sistema. Sus 17 Objetivos y sus 169 metas.»