Eppur si muove! La rehabilitación de una mente libre: Galileo Galilei

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Hace 400 años se dio inició al primer procesó a Galileo Galilei, físico y astrónomo italiano del siglo XVI y XVII (1564-1642) conocido por:  Defender, a través del método científico, la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico; Contribuir al desarrollo del telescopio; Descubrir los cuatro principales satélites de Júpiter, denominados, en su honor,  “satélites galileanos”.

Era un libre pensador, católico, que apoyó y demostró la teoría heliocéntrica contraria a la teoría geocéntrica, formulada por Aristóteles, la cual colocaba la tierra en el centro del universo, considerada un dogma por la Iglesia Católica, que acababa de vivir el cisma de los Protestantes.

Schermata 2016-03-07 alle 01.19.12Galileo Galilei, desarrolló en 1609 un telescopio por encargo del Estado de Venecia por medio del cual se veía 30 veces, lo utilizó para demostrar lo que otros habían revelado. El instrumento fue la revolución de la época, Galileo lo utilizó apuntándolo al cielo y demostró que la tierra giraba alrededor del Sol. Escribió El Mensajero Estelar (1610); Carta a la Gran Duquesa Cristina (1615); El ensayador (1623); Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo (1632);  en este libro describe y compara los dos modelos del sistema solar: el modelo copernicano, o heliocéntrico, donde la Tierra y los demás planetas giraban alrededor del Sol, y el sistema tradicional de Ptolomeo, donde el universo giraba alrededor de la Tierra. Fue este tratado que lo llevó a ser convocado por la Inquisición, ser acusado de hereje y ante la sentencia de muerte, se vio obligado a abjurar a sus ideas, terminó sus días en arresto domiciliario, sin dejar de pensar, estudiar y producir.

El primer Decreto del 5 de marzo 1616, es el documento oficial de la Congregación del Índice que no menciona a Galileo, tampoco la palabra herejía, pero califica su producción como «falsa doctrina de los Pitágoras totalmente contraria a las Santas Escrituras». Así empieza, 400 años atrás, una contienda que termina en 1633 donde Galileo abjura para evitar la condena a muerte.

Este evento influenció por mas de tres siglos la relación entre la Cultura científica y la Iglesia Católica. Tanto Galileo, como los procesos, sentencia, abjuración ha sido considerado el emblema de la libertad de pensamiento y de investigación de la ciencia contrapuesta a la doctrina religiosa. Fue necesario que transcurran 350 años después de la muerte de Galileo, y gracias al discurso de Juan Pablo II, del 31 de octubre de 1992, a la Pontificia Academia de las Ciencias que se cancela de manera formal la condena a Galileo con el auspicio de una serena reconciliación de las posiciones.

Así el Papa Juan Pablo II expresó: «Yo estaba animado de preocupaciones similares, el 10 de noviembre de 1979, con ocasión del primer centenario del nacimiento de Albert Einstein, cuando expresé ante esta misma Academia la esperanza que «los teólogos, eruditos e historiadores, movidos por un espíritu de sincera colaboración, examinen profundamente el caso Galileo y, en un reconocimiento leal de los errores de cualquier lado que vengan, hagan disipar la desconfianza que este asunto todavía se opone, en muchas mentes, a una concordia fructífera entre ciencia y fe»[1]. Una comisión de Estudio fue constituida para este propósito el 3 de Julio de 1981. El año mismo en que se celebra el trescientos cincuenta aniversario de la muerte de Galileo, la comisión presenta hoy, en conclusión de sus trabajos, un conjunto de publicaciones que yo aprecio vivamente». 

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Durante el Convenio, Cardenal Gianfranco Ravasi , H.D. Flavia Piccoli

Conmemorando 400 años del inicio del primer proceso a Galileo, este 4 de marzo, se realizó en la Sala del Refectorio de Palazzo San Macuto que era la «Insula Dominicana», la sede donde terminó el proceso contra Galileo y donde éste abjuró, ahora es una biblioteca que hace parte del Parlamento italiano, el Convenio «El Cuatricentenario del primer proceso a Galileo», organizado por la Comisión Cultura de la Cámara de Diputados y el Pontificio Consejo de la Cultura.

La Presidenta de la Comisión Cultura, Flavia Piccoli Nardelli, manifestó que Galileo puede continuar a enseñarnos, convertir su método de investigación a fin que pueda significar un método de  cultura del país y una actitud compartida, su vicisitud cultural y humana es apasionante, es un tema político. La elección entre el sistema copernicano heliocéntrico y sistema tolemaico geocéntrico tenía connotaciones científicas y así fue enfrentado; el segundo proceso significaba elegir entre las dos teorías: la ciencia de los pitagóricos quienes reducían a leyes numéricas geométricas las experiencias sensibles y la ciencia de los aristotélicos que interpretaban las mismas experiencias en base a leyes filosóficas inmutables y en cierto modo arcanas. Existieron aspectos sociales, como cuando la Iglesia pensaba que Galileo podía fundar una corriente protestante; económicos cuando por medio de su telescopio podía proporcionar a las naves determinar sus longitudes, posición y rutas. Sin embargo, para Flavia Piccoli, no nos hemos detenidos suficientemente en la contribución de Galileo a la divulgación científica, ni en el valor universal de su pensamiento, no sólo en ciencia sino en literatura, ética, filosofía, su deseo de ir más allá del círculo académico para hacer participar a la mayor cantidad de personas. La vida de Galileo no es la vida de un investigador absorto, sino es la vida intensa y combativa de un innovador, consciente de su misión científica, que debe liberar el campo de prejuicios y enfrentarse con instituciones que representaban doctrinas tradicionales en formas dogmáticas para abrir el camino a la ciencia moderna, al método científico moderno. Galileo no es solamente el símbolo de la física moderna, sino, de la pasión intelectual, de su excelencia, de sus límites. A su personalidad y a la complejidad de los seres humanos, ella dedicó el Convenio.

El Cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo a la Cultura, señaló la dedicación del Pontificio a la relación entre la Fe y la Ciencia, una relación difícil, él visualiza cuatro etapas iniciadas con el caso Galileo. El primero, fundamentalista por muchos aspectos. El segundo, en el ‘800 la división era total, como clara consecuencia simbólica cuando entra en escena el positivismo con la figura de Robert Koch, las afirmaciones científicas era consideradas las únicas con sentido y descoloran la teología. La terceraperiodo de niveles paralelos, los magisterios no son sobrepuestos, uno se ocupa de filosofía, teología, estética, arte, del fundamento del ser, del existir; el otro más de la escena. La Cuarta, es un poco laboriosa y este evento es emblemático, es el camino a seguir, el diálogo aún en la distinción.  Agradezco a Galileo por haber distinguido los dos caminos, consciente de la heteromorfia del conocimiento humano que no se encuentra sólo en el camino científico porque, basta que ese mismo científico se enamore, y adopta otro camino de conocimiento.  El objeto de estudio es único: el hombre, la mujer y el mundo.

Concluyó con una frase de Galileo donde se denota también la humildad de este gran hombre: «Infinita es la turba de los tontos, aquellos que no saben nada; bastantes son los que saben poquísimo de filosofía; pocos son los que saben alguna cosita;  poquísimos los que saben alguna partecita; uno solo, Dios, es el único que sabe todo. 

Un enriquecedor Convenio, que nos trae al presente el camino emprendido por Galileo y otros tantos hombres, cuyos descubrimientos nos permiten tener hoy tantas facilidades y acceso al conocimiento. El diálogo es necesario, como lo señala el Cardenal Ravasi y la hospitalidad de la On. Flavia Piccoli lo demuestra. Ante la ciencia y sus descubrimientos, descubrimientos que inciden en diferentes ámbitos de la vida y ofrece a la especie humana un sentido diferente de concebirla. La Iglesia, la institución más sólida en la historia de la humanidad, no obstante los cambios, se mantiene aunque algunos hombres de la Iglesia, en el transcurso de la historia y de la vida actual, no siempre respondan a la altura de la institución, de los tiempos, esto requiere comprensión de parte de la sociedad compuesta, también, por los mismos hombres y mujeres, con similares características. Por ello el diálogo propuesto entre Ciencia y Fe, es el camino más sólido para encontrar visiones conjuntas en el tiempo, y se ampliarán seguramente a otros temas, como son la condición de la Mujer que se contrasta con la adoración a la Virgen Maria, tenemos mucho por dialogar.

Este Convenio-Conmemoración contó con la participación de expertos de Galileo como los profesores Paolo Galluzzi, Ugo Baldini, Michele Camerota, Massimo Bucciantini. Concluyó Monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer, y el profesor Massimo Firpo. Coordinó Monseñor Melchor Sanchez De Toca, del Pontificio Consiglio della Cultura, quien definió el caso Galileo como «un gran culebrón, telenovela larga, aburrida y llena de momentos emocionantes» definición con la cual no concordamos en el modo más absoluto pues el Caso Galileo, nos permite comprender la libertad de las personas en elaborar sus ideas, demostrarlas, escribirlas y dejar a la posteridad algo más que conocimiento, la fuerza del ser humano que trasciende su tiempo histórico, aunque encuentre en su camino fuerzas de contraste. Seguirá siendo un caso de gran inspiración también para los derechos civiles y para las futuras generaciones.