Buen día, soy el Padre Carlos J. Díaz Vega, los saludo desde el Consejo Pontificio de la Cultura en el Vaticano.

Este domingo 25 de marzo, Domingo de Ramos e inicio de la Semana Santa, el Papa Francisco celebró la Eucaristía en la Plaza de San Pedro junto a más de 50 mil fieles. Durante la homilía, el Sumo Pontífice señaló que pareciera que en la celebración litúrgica del Domingo de Ramos “se entrecruzan historias de alegría y sufrimiento, de errores y aciertos que forman parte de nuestro vivir cotidiano”, que descubren sentimientos contradictorios que también hoy solemos tener “somos capaces de amar mucho y también de odiar – y mucho –… capaces de fidelidades, pero también de grandes abandonos y traiciones”, apuntó el Papa.

El relato de la Pasión escuchado en la Misa muestra que Jesús entra en Jerusalén rodeado por cantos y algarabía, quizá es la alegría de tantos pecadores perdonados que volvieron a confiar y a esperar. Pero “esta alegría y alabanza resulta incómoda para aquellos que se consideran a sí mismo justos y fieles a la ley”, dijo el Santo Padre. Y entonces nacerá el grito temible ¡Crucifícalo, crucifícalo! “es el grito de quien manipula la realidad y crea un relato a su conveniencia… es el grito del que disfraza la realidad y termina desfigurando el rostro de Jesús y lo convierte en un malhechor”.

El Papa Francisco añadió que también Jesús gritó, e invitó a dejarnos interpelar por su último grito: “Cristo murió gritando su amor por cada uno de nosotros… amor a los de su tiempo y a los de nuestro tiempo”, señaló el Sumo Pontífice. “Que nadie nos apegue la alegría del evangelio”, dijo, y preguntó “¿Jesucristo sigue siendo motivo de alegría y alabanza en nuestro corazón?”

Este Domingo de Ramos en las diócesis se celebró además la Jornada Mundial de la Juventud, por ello el Papa Francisco interpeló a los millones de jóvenes de todo el mundo: “Queridos jóvenes, la alegría que Jesús despierta en ustedes es para algunos motivo de enojo y también de irritación… porque ¡un joven alegre es difícil de manipular!“  «Hacer callar a los jóvenes dijo –  es una tentación que siempre ha existido… Hay muchas formas de silenciar y de volver invisibles a los jóvenes, muchas formas de anestesiarlos y de adormecerlos para que no pregunten y no cuestionen… y sus sueños, entonces, pierdan vuelo”.

Queridos jóvenes, concluía su reflexión el Santo Padre, “está en ustedes la decisión de gritar, está en ustedes decidirse por el Hosanna del domingo para no caer en el crucifícalo del viernes”. Y al final el Papa Francisco les lanzó la tremenda pregunta, “Si el mundo calla y pierde la alegría ¿ustedes gritarán?” o esperamos a que griten las piedras…

Al final de la concelebración eucarística, previo al rezo del Ángelus, un joven panameño fue el encargado de entregarle al Papa las conclusiones de la reunión pre-sinodal, que se tomarán en cuenta para la elaboración del Documento preparatorio del Sínodo de los Obispos. Además saludaron al Santo Padre 10 jóvenes que representaban a los 300 delegados que participaron en los trabajos del pre-sínodo. Después de la fotografía oficial, de inmediato le pidieron al Santo Padre hacerse un “selfie” con ellos. Y el Papa bromeando comentó a las decenas de miles fieles “¿Vieron? Hoy no se puede pensar en un joven que no haga un selfie… ¡y lo hicieron!”.

El Sumo Pontífice, por su parte, agradeció a los jóvenes que participaron directamente en la reunión, pero también a todos aquellos que participaron virtualmente, más de quince mil, dijo el Papa. Asimismo ofreció un caluroso saludo a los peregrinos de la comunidad peruana en Italia. El Papa rezó para que “la Virgen María, la joven de Nazaret, guíe a las nuevas generaciones en su peregrinación de fe y de fraternidad”, y también para que nos ayude a todos a vivir bien la Semana Santa “en el silencio interior, en la mirada del corazón y en la fe amorosa”.

Gracias por la atención. A todos les deseo muchos frutos de fe, esperanza y caridad en esta Semana Santa 2018. Dios los bendiga.