MENSAJE DEL SANTO PADRE,
FIRMADO POR EL CARDENAL SECRETARIO DE ESTADO PIETRO PAROLIN,
CON MOTIVO DE LA CUMBRE AI FOR GOOD 2025
[Ginebra, 10 de julio de 2025]
En nombre de Su Santidad, el Papa León XIV, deseo extender mi cordial saludo a todos los participantes en la Cumbre AI for Good 2025, organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en colaboración con otras agencias de la ONU y copatrocinada por el Gobierno suizo. Dado que esta cumbre coincide con el 160.º aniversario de la fundación de la UIT, deseo felicitar a todos los Miembros y al personal por su labor y constantes esfuerzos para fomentar la cooperación global y llevar los beneficios de las tecnologías de la comunicación a las personas de todo el mundo. Conectar a la familia humana mediante el telégrafo, la radio, el teléfono, las comunicaciones digitales y espaciales presenta desafíos, especialmente en las zonas rurales y de bajos ingresos, donde aproximadamente 2.600 millones de personas aún carecen de acceso a las tecnologías de la comunicación.
La humanidad se encuentra en una encrucijada, ante el inmenso potencial generado por la revolución digital impulsada por la Inteligencia Artificial. El impacto de esta revolución es de gran alcance y transforma áreas como la educación, el trabajo, el arte, la salud, la gobernanza, el ejército y la comunicación. Esta transformación trascendental requiere responsabilidad y discernimiento para garantizar que la IA se desarrolle y utilice para el bien común, construyendo puentes de diálogo y fomentando la fraternidad, y garantizando que sirva a los intereses de toda la humanidad.
A medida que la IA adquiere la capacidad de adaptarse de forma autónoma a diversas situaciones mediante la toma de decisiones algorítmicas puramente técnicas, es crucial considerar sus implicaciones antropológicas y éticas, los valores en juego y los deberes y marcos regulatorios necesarios para defenderlos. De hecho, si bien la IA puede simular aspectos del razonamiento humano y realizar tareas específicas con increíble velocidad y eficiencia, no puede replicar el discernimiento moral ni la capacidad de forjar relaciones genuinas. Por lo tanto, el desarrollo de estos avances tecnológicos debe ir de la mano del respeto por los valores humanos y sociales, la capacidad de juzgar con la conciencia tranquila y el crecimiento de la responsabilidad humana. No es casualidad que esta era de profunda innovación haya impulsado a muchos a reflexionar sobre el significado de ser humano y el papel de la humanidad en el mundo.
Si bien la responsabilidad del uso ético de los sistemas de IA comienza con quienes los desarrollan, gestionan y supervisan, quienes los utilizan también comparten esta responsabilidad. Por lo tanto, la IA requiere una gestión ética adecuada y marcos regulatorios centrados en la persona humana, que vayan más allá de los meros criterios de utilidad o eficiencia. En definitiva, nunca debemos perder de vista el objetivo común de contribuir a esa «tranquillitas ordinis», como la llamó San Agustín (De Civitate Dei), y fomentar un orden social más humano, así como sociedades pacíficas y justas, al servicio del desarrollo humano integral y del bien de la familia humana.
En nombre del Papa León XIV, quisiera aprovechar esta oportunidad para animarles a buscar claridad ética y a establecer una gobernanza coordinada, local y global, de la IA, basada en el reconocimiento compartido de la dignidad inherente y las libertades fundamentales de la persona humana. El Santo Padre les asegura de corazón sus oraciones en sus esfuerzos por el bien común.
Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado de Su Santidad