Una amplia victoria de «oxi», un fuerte apoyo para las políticas y la acción de Syriza, es el resultado del referéndum griego. Fue formalmente convocado como referéndum sobre el paquete de reformas que los acreedores de Grecia, reunidos en el llamado grupo de Bruselas (Comisión-Eurogrupo, BCE y FMI), habían presentado el 25 de junio. Tsipras y Varoufakis, después de dar la impresión de que podrían aceptarlo, interrumpieron las negociaciones y convocaron al referéndum. En la práctica, teniendo en cuenta el lapso de tiempo bastante estrecho y de la complejidad inevitable de ese documento, el voto del 5 de julio, ha asumido un carácter mucho más amplio. Hundidos en una crisis económica y social sin precedentes, los Griegos han aprovechado la oportunidad de este referéndum para expresar fuertemente su incomodidad con las normas de la UE. Las que regulan la participación en la Unión monetaria en términos de gestión de las finanzas públicas (la llamada «austeridad») y las reformas que es necesario implementar para mantener a Grecia en la eurozona y en la UE. El mensaje en este sentido es claro y fuerte y ha sido enviado a las instituciones europeas y a los Estados miembros en medio de una crisis de solvencia que podría determinar el colapso del sistema bancario del País. Tsipras y Varoufakis, en días anteriores al referéndum, han continuado a expresar la opinión de que un acuerdo es posible y que se concluirá en un par de días. La inesperada salida de Varoufakis ha de considerarse bajo la luz de hacer más fácil el trato con los acreedores.
Syriza afirma que el mandato recibido del electorado griego les da más fuerza. La plataforma de negociación es aún desconocida, pero se centrará en la reducción de la deuda. Realmente en los días antes del referéndum el Gobierno pidió un corte de la deuda, el llamado hair-cut, de 30%. Lo que Grecia quiere es permanecer en la eurozona, pero con una deuda reducida. Alemania siempre ha descartado cualquier posibilidad en este sentido. No es un secreto que el gobierno alemán quiere el Grexit, o sea que el País deje la zona del euro y la Unión Europea. Un choque, que es el resultado de diferentes culturas políticas y económicas. Alemania tiene el culto del respeto de la ley y al mismo tiempo puede sólo aceptar un manejo sano de las finanzas públicas. La clase política de Grecia, por el contrario nunca ha sentido la necesidad de una disciplina fiscal real. Además, nunca ha sido capaz de tomar ventaja de las oportunidades ofrecidas por la adhesión a la UE. En consecuencia el comportamiento del País como miembro del club no ha sido tan eclatante. Grecia no logró cerrar la brecha, en terminos de renta per-capita, con los países más ricos de la UE, ni respecto de la media de la zona del euro. En 2007, justo antes del estallido de la crisis, la brecha era ligeramente más grande que en 1981, cuando inició su aventura europea. La crisis ha exacerbado los desequilibrios de la economía griega, sin embargo bajo el programa de recuperación convenido con la UE, su economía se estaba recuperando levemente. Un crecimiento de cero coma apareció en 2014 y una tasa de 2,5% de crecimiento habia sido pronosticada por la Comisión para este año. Lamentablemente, la llegada al poder de Syriza, ha llevado al país a la recesión una vez más.

El sesgo ideológico del enfoque Tsipras es ahora reforzado por el resultado del referéndum y, lo que hará probablemente más profunda la brecha ya existente con las instituciones europeas. El despido de Varoufakis parece más un truco para el Eurogrupo, que un cambio de la línea de negociación. Un acuerdo ahora es potencialmente más difícil de alcanzar que antes.
El empeoramiento de la situación económica podría conducir a una reestructuración de la deuda y a su parcial cancelación, como sucedió en 2011 y 2012. Sin embargo es difícil pensar que Grecia podría aceptar e implementar las reformas estructurales que están pidiendo los acreedores y que acompañarían un eventual acuerdo sobre la deuda. En el corto plazo la reducción de la deuda podría proporcionar oxígeno a la economía e inducir una cierta recuperación, pero si no será acompañada por reformas estructural, todo se acabará rápidamente. Grecia Grecia necesita desesperadamente un programa basado en la competitividad, necesita aumentar su capacidad para crear puestos de trabajo en el sector privado no en el público. Es dudoso que podría aceptar dicho programa, pero no existe alternativa viable.

En conclusión, una ayuda a Grecia tiene que ser proporcionada. El país no puede ser dejado en la tormenta. Pero debe quedar claro que la postura política y económica de Grecia no puede divergir respecto a la normativa de la UE y de la Eurozona.