Las zonas rurales para la UE: gran potencial económico

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En la Unión Europea, las zonas rurales ya no se conciben como un espacio marginal o atrasado, sino como un motor de futuro para la economía y la cohesión social. Esta transformación quedó en evidencia durante la Conferencia del Pacto Rural, celebrada en Bruselas el 16 de septiembre de 2025, donde tres voces clave, el vicepresidente Fitto, la vicepresidenta Mînzatu y el comisario Hansen, presentaron la hoja de ruta para el periodo 2028-2034.

Una arquitectura financiera integrada

El vicepresidente Raffaele Fitto explicó la nueva arquitectura de los Planes Nacionales y Regionales de Asociación. Por primera vez, se integran en un mismo marco todos los fondos europeos: política agrícola común (PAC), fondos de cohesión, transición justa, empleo, pesca, migración y seguridad interior.

El monto total supera los 865 mil millones de euros, de los cuales:

  • 296 mil millones están garantizados para la renta de agricultores y pescadores.

  • 34 mil millones se destinan a gestión migratoria y de fronteras.

  • 450 mil millones se orientan a cohesión, desarrollo rural y comunidades pesqueras.

La prioridad es clara: dar flexibilidad y rapidez a los Estados miembros para invertir en sus territorios rurales, con énfasis en las regiones menos desarrolladas, las islas y las zonas fronterizas.

Invertir en las personas y la cultura

La vicepresidenta Dragana Mînzatu subrayó el componente social y cultural de la estrategia. Al menos 100 mil millones de euros se dedicarán directamente a gasto social, con un complemento de 50 mil millones del Fondo Social para el Clima. Además, se destinará un 14 % mínimo de los recursos de los Planes Nacionales a políticas de inclusión social, educación y formación.

Programas emblemáticos refuerzan esta visión:

  • Erasmus+, ampliado y democratizado, bajo la idea de “Erasmus para todos”.

  • El nuevo fondo AgoraEU, que agrupa cultura, medios y democracia, con un presupuesto de 8.6 mil millones de euros.

El mensaje es que la vida en el campo no puede estar desconectada de las oportunidades educativas, culturales y creativas que caracterizan a las grandes ciudades.

Agricultura: seguridad, innovación y relevo generacional

El comisario Jan Hansen recordó que no hay zonas rurales sin agricultura, ni agricultura sin comunidades rurales vivas. Por ello, la PAC sigue siendo columna vertebral: 300 mil millones de euros están reservados como mínimo para ingresos agrarios y gestión de crisis.

La política se simplifica pero mantiene todo su arsenal: pagos directos, medidas ambientales, innovación, apoyo a jóvenes agricultores y fondos de emergencia. Se introducen novedades como:

  • Pagos de transición de hasta 200 mil euros para explotaciones que adopten planes de innovación.

  • Refuerzo de la generacional renewal, con mayores ayudas para jóvenes y un “paquete inicial” para quienes se incorporan a la agricultura.

  • Un fondo de crisis de 6.3 mil millones de euros, que duplica la reserva actual, para responder a disturbios de mercado y tensiones geopolíticas.

  • Reconocimiento de la importancia de la salud mental y la conciliación en la vida de los agricultores, con ayudas específicas.

Lo rural como espacio de futuro

Más allá de las cifras, la UE quiere enviar un mensaje: lo rural no es sinónimo de atraso, sino de potencialidad estratégica.

  • Energías renovables: el 78 % del potencial no explotado está en el campo.

  • Bioeconomía: la economía circular basada en biomasa, agricultura y silvicultura.

  • Tecnología: startups rurales en sectores de punta como robótica y semiconductores.

  • Seguridad: la vitalidad de las comunidades fronterizas es clave para la defensa europea.

Conclusión: un modelo de cohesión territorial

La estrategia rural de la UE coloca a estas zonas en el centro de la política económica, social y ambiental. El Pacto Rural y los nuevos Planes de Asociación buscan garantizar que vivir en un pueblo, en una isla o en una frontera no signifique menos oportunidades que en una capital.

Comentario final:
En Europa, lo rural se proyecta como una columna de la democracia territorial y de la economía verde. La experiencia muestra que con visión estratégica e inversión integrada, el campo puede convertirse en motor de desarrollo y cohesión. Un contraste inevitable con América Latina y el Caribe, donde lo rural sigue siendo con demasiada frecuencia sinónimo de abandono.