En la sede del Press Club de Bruselas, Carles Puigdemont, se dirigió a la prensa presente en Bruselas para manifestar en tres lenguas: catalán, castellano y francés su mensaje.

Puigdemont, sigue siendo noticia aunque su proceder crea desconcierto pues pareciese que no sabe bien lo que hace. En estos tiempos, todo es tan evidente, que él salga de su país de incógnito, que busque en Bélgica al grupo político flamenco, que gracias a la cabeza fría del mismo, le han dicho «quien pide la independencia de su pueblo, debe estar junto a él». En efecto, para Bélgica es pesada esta visita, es pesado aunarse a este movimiento que ha sido clasificado como «esquizofrénico» por los belgas. Por ello, el mismo Puigdemont ha debido declarar que él no estaba en Bruselas para pedir asilo y que no se había reunido con algún dirigente político belga.

Acompañado por cinco miembros de su ex-gobierno, mientras, los demás, incluso, Raül Romeva i Rueda, se quedaron en Barcelona a seguir sus declaraciones en el Parlamento catalán.

La dramatización de su situación y su postura de no querer dejar Bruselas ni regresar a Barcelona, si el gobierno central español no le proporcionará «garantías», lo convierte en un personaje bastante extremo.

Lo más evidente es que la unidad política europea se enfrenta a una fragilidad, nuevos pasos en pos de la unidad deberán darse para evitar este tipo de situaciones que más pueden ser motivo de una novela pero no se ajusta a la realidad y sobre todo, repercute en la tranquilidad de la ciudadanía española, europea, retrasando el proceso comunitario.

Por ahora, Puigdemont reconoce que las elecciones en Cataluña se realizarán el 21 de diciembre y podría ser interpretado como un signo de adaptación a una realidad que se le presenta de independencia bastante imposible.

Imposible por donde se la mire, ante la cual Puigdemont, con una aire que conlleva un reto clama esperando que el Gobierno central Español «reconozca el resultado de las urnas.»

No quiere la aplicación del artículo 155 que sigue su procedimiento y es lo que realmente teme, su efectividad.