Hoy es la tercera vez que me reúno con el presidente Xi en poco más de un año y creo que esto refleja la importancia que ambos atribuimos a las relaciones UE-China. Una vez más, tuvimos un intercambio y una discusión abiertos y honestos sobre puntos en los que estamos de acuerdo y en puntos en los que tenemos diferencias. Nuestros temas van desde cuestiones geopolíticas hasta el cambio climático y, por supuesto, nuestras relaciones económicas.
Junto con el presidente Macron, el primer tema sobre el que intercambiamos opiniones fue la situación geopolítica. Hablamos especialmente de Ucrania y de los conflictos en Oriente Medio. Estamos de acuerdo en que Europa y China tienen un interés compartido en la paz y la seguridad. Contamos con que China utilice toda su influencia sobre Rusia para poner fin a la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. El Presidente Xi ha desempeñado un papel importante en la reducción de las irresponsables amenazas nucleares de Rusia, y confío en que el Presidente Xi seguirá haciéndolo en el contexto de las continuas amenazas nucleares de Rusia. También hemos discutido el compromiso de China de no proporcionar ningún equipo letal a Rusia. Se necesitan más esfuerzos para limitar la entrega de bienes de doble uso a Rusia que llegan al campo de batalla. Y dada la naturaleza existencial de las amenazas derivadas de esta guerra tanto para Ucrania como para Europa, esto sí afecta las relaciones UE-China.

Finalmente, discutimos la situación en Medio Oriente, que es de gran preocupación para ambos. No se pueden escatimar esfuerzos para reducir las tensiones y prevenir un conflicto más amplio en la región. Una vez más, pedimos un alto el fuego y la liberación de todos los rehenes, y continuamos trabajando para brindar todo el apoyo humanitario posible mientras trabajamos por una solución de dos Estados. También dejamos clara nuestra preocupación por la amenaza directa de Irán a la estabilidad en la región, y creemos que China puede desempeñar un papel importante para limitar la proliferación irresponsable de misiles balísticos y drones iraníes.
También discutimos nuestra relación económica y comercial. Es uno de los más importantes del mundo. Estoy convencido de que si la competencia es justa, en Europa tendremos economías prósperas y duraderas que sustentarán más buenos empleos. Pero, por supuesto, hoy también hemos debatido los desequilibrios que siguen siendo importantes, y esto es motivo de gran preocupación. Como hemos demostrado, defenderemos nuestras empresas; defenderemos nuestras economías. Nunca dudaremos en hacerlo si es necesario. Permítanme centrarme en tres temas.
El primer tema: los productos chinos subsidiados. Estos productos subvencionados –como los vehículos eléctricos o, por ejemplo, el acero– están inundando el mercado europeo. Al mismo tiempo, China continúa apoyando masivamente a su sector manufacturero. Combinado con una demanda interna que no aumenta, el mundo no puede absorber el excedente de producción de China. Por lo tanto, he alentado al gobierno chino a abordar estos excesos de capacidad estructural. Al mismo tiempo, coordinaremos estrechamente con los países del G7 y las economías emergentes que también se ven cada vez más afectados por las distorsiones del mercado de China.
Mi segundo tema: para que el comercio sea justo, el acceso mutuo al mercado también debe ser recíproco. Discutimos cómo lograr avances reales en materia de acceso a los mercados. Sigo confiando en que se pueden lograr más avances. Al mismo tiempo, estamos dispuestos a hacer pleno uso de nuestros instrumentos de defensa comercial si fuera necesario. Por ejemplo, hace un par de semanas iniciamos nuestra primera investigación en el marco del Instrumento Internacional de Contratación Pública. Europa no puede aceptar prácticas que distorsionen el mercado y que puedan conducir a la desindustrialización aquí en casa.
Mi tercer punto: Necesitamos mejorar la resiliencia de nuestras cadenas de suministro. Por ejemplo, abordamos las dependencias excesivas diversificando las fuentes de materias primas críticas. Por eso hemos negociado varios acuerdos para ampliar el número de países de los que obtenemos materias primas críticas. En la práctica, esto es básicamente una reducción de riesgos. Nuestro mercado está y sigue estando abierto a la competencia leal y a las inversiones, pero no es bueno para Europa si daña nuestra seguridad y nos hace vulnerables. Y es por eso que actuamos.
Para concluir: la relación UE-China es una relación compleja. Lo abordamos con lucidez, de manera constructiva y responsable. Porque una China que juega limpio es buena para todos nosotros. Al mismo tiempo, Europa no dudará en tomar las decisiones difíciles necesarias para proteger su economía y su seguridad. Así pues, esperamos celebrar el próximo año el 50.º aniversario de las relaciones UE-China. Les agradezco por su atención.








