El tema migratorio, de Italia al Consejo europeo

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El presidente del Consejo de Ministros de Italia, Mario Draghi, el 23 de junio, dirigiéndose a la Cámara de Diputados, señaló uno de los temas de mayor preocupación en Italia y en ámbito europeo, la gestión de los flujos migratorios, incluido en la agenda del Consejo Europeo, precisamente, a petición específica de Italia.

Si bien Italia, hasta el momento se ha encargado de gestionar la inmigración de forma equilibrada, eficaz y humana, no basta que sea sólo italiana, como señalo Draghi, «debe ser verdaderamente europea».

Para ello es necesario un compromiso común para contener los flujos de inmigración ilegal; organizar la inmigración legal; y ayudar a estos países a estabilizarse y encontrar la paz, señaló refiriéndose, sobre todo, a Libia. «Un mejor control de la frontera exterior de la Unión puede ser la base de un plan más amplio que también incluya el tema de las deslocalizaciones». Señaló que «entre los países de la Unión, existe una amplia convergencia sobre la necesidad de superar el Reglamento de Dublín», una convención concebida «en una fase histórica diferente, adecuada en todo caso para gestionar números más pequeños de los que son hoy», no obstante, «la solidaridad obligatoria hacia los países de primera llegada a través del hacerse cargo de los rescatados en el mar sigue siendo divisiva para los 27 Estados miembros», por ello se requiere «una alternativa a largo plazo para garantizar que ningún país se quede solo», en ese camino va el Pacto sobre Migración y Asilo propuesto el 23 de septiembre de 2020 por la Comisión Europea, sobre el cual queda mucho trabajo por hacer.

Sobre los puntos de convergencia entre los 27 Estados miembros señaló «el reconocimiento de las rutas migratorias como parte integrante de la acción exterior de la Unión Europea», donde se tiene la «intención de intensificar rápidamente las asociaciones y formas de colaboración con los países de origen y tránsito, en particular con los países africanos», el objetivo es evitar la pérdida de vidas, pero también contrarrestar las salidas ilegales, así como reducir la presión en las fronteras europeas.

Sobre este argumento ha sostenido intercambios de ideas con el Primer Ministro libio Dabaiba y el Presidente de la República de Túnez, Kaïs Saïeddai, «de los que he recibido comentarios positivos».

Por otro lado señaló que tanto la Comisión Europea así como el Alto Representante de la UE para Política Exterior y de Seguridad también reafirmaron «la urgencia de realizar acciones concretas con determinados plazos con los países de origen y tránsito, invitación en la que me parece que hay una amplia convergencia».

Además, la mayoría de los países miembros parecen ser sensibles a la necesidad de una cooperación más estrecha entre la UE y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones en todas las rutas migratorias.

«Queremos que el Consejo promueva una acción más eficaz sobre los retornos, incluso a través del instrumento de los retornos voluntarios asistidos, y que fomente un compromiso común de apoyar los corredores humanitarios. Actualmente creo que somos los protagonistas de los corredores humanitarios. Creo que hay muy pocos países que los hacen y debo decir que, aunque sean pequeños, los hacen tan bien«.

De manera más general, «se necesita una mayor consideración desde un punto de vista político y financiero de las rutas migratorias en el Mediterráneo central y occidental». Agregando que hoy, la ruta del este es particularmente privilegiada, tanto legal como financieramente.

Concluyendo que se requiere «un compromiso específico de la Unión Europea con la estabilidad en Libia, con suerte bajo los auspicios de las Naciones Unidas».