Nadie discute la importancia del aumento de la productividad en el bienestar general de las personas. Sin embargo, poco se ha incorporado en el debate público la conexión de la productividad con otra dimensión económica – también importante en el bienestar – como lo son sus implicancias en el mercado laboral. De hecho, el documento de Fuentes y García (2014),  explora este vínculo a partir de las diferencias en la evolución de la productividad sectorial y agregada, para nuestro país, en  los períodos 1986-1997 y 1998-2012, desde la perspectiva del análisis de la productividad laboral sectorial y de la intensificación del uso del capital. 

Para el período de 1986-1997, tanto la intensificación del uso del capital, como el crecimiento de la productividad total de los factores, contribuyen a explicar el fenómeno del rápido crecimiento de la productividad.  Sin embargo, en el período 1998-2012, la productividad crece más lentamente. Si bien la intensificación en el uso del capital continuó y las tasas de inversión sectoriales se mantuvieron elevadas, los autores creen que la explicación de la disminución en el crecimiento viene por un menor incremento de la productividad total de los factores.

El hecho, de que en todo el período se observa un aumento casi constante en la razón capital/trabajo en conjunto con la disminución en el crecimiento de la productividad laboral, sugiere que las restricciones en el mercado laboral parecen ser claves a la hora de entender las reducciones en el crecimiento de la productividad. Estas reducciones coinciden con un abrupto aumento del salario mínimo y con un shock internacional negativo, lo cual requiere un ajuste a nivel de las firmas en la contratación de factores en general, y de la de mano de obra en particular.

Las restricciones en el mercado laboral se entienden como la falta de voluntad y capacidad del trabajador para adaptarse a los cambios en las condiciones del mercado, incluidos los cambios en la demanda de mano de obra y salarios. Por consiguiente, la flexibilidad del mercado de trabajo es un aspecto fundamental para: el funcionamiento de los mercados para ajustar la oferta a la demanda laboral, la productividad, y el logro general de los objetivos de las autoridades macroeconómicas.

La demanda por mano de obra es, por supuesto, una demanda derivada, ya que en el corto y mediano plazo esta demanda se ajusta a los cambios en el ingreso nacional y en el ciclo económico. A largo plazo la demanda de mano de obra puede cambiar como resultado de cambios profundos en la estructura de una economía, a menudo provocados por el avance tecnológico o la globalización y los cambios en la estructura productiva.

Consecuentemente, la Comitiva Nacional de Productividad, y otras autoridades pertinentes, debieran prestar atención y hacer recomendaciones respecto a los factores que pueden ayudar a la flexibilidad en el mercado del trabajo, comenzando por los siguientes:

Movilidad del trabajo: Esto incluye la movilidad ocupacional, es decir la disposición y capacidad de trasladarse de un trabajo a otro; movilidad geográfica, trasladarse de una región o lugar a otra; y movilidad industrial, o sea moverse entre industrias o sectores económicos.

El alcance de la migración laboral: Permitir o alentar a la mano de obra a migrar entre países aumentaría el grado de flexibilidad del mercado de trabajo en el país receptor.

Flexibilidad salarial: Un elemento clave de la flexibilidad del mercado de trabajo es la flexibilidad en los salarios, de forma de poder ajustarse para lograr el equilibrio entre demanda y oferta.

Existen varios tipos de flexibilidad salarial, incluida la flexibilidad salarial relativa (que se relaciona con el ajuste de los salarios entre sectores de una economía o entre regiones) y la flexibilidad de los salarios reales (salarios nominales ajustados por la inflación) para adaptarse a los shocks económicos.

Fijación de salarios locales y nacionales: Si las tasas de remuneración se determinan a nivel nacional, entonces el pago puede no reflejar las condiciones locales, y la mano de obra no se puede ajustar a los cambios en las condiciones locales, creando inflexibilidad salarial relativa.

Hacer que el trabajo rente: Si la brecha de recompensa entre trabajo y no trabajo es demasiado pequeña, puede haber pocos incentivos para ingresar al mercado laboral. Por lo tanto, las prestaciones de desempleo excesivamente generosas pueden reducir la flexibilidad del mercado de trabajo. La cantidad de impuesto pagado de los salarios también puede afectar la flexibilidad a través de su efecto en los incentivos.

Habilidades y formación: Los trabajadores con múltiples calificaciones pueden ajustar sus patrones de trabajo o cargas de trabajo para adaptarse a las cambiantes condiciones de la demanda. La formación y los subsidios a la formación pueden mejorar de forma similar la movilidad de la mano de obra.

Barreras de entrada y salida: Si existen obstáculos a la entrada -como la exigencia de calificaciones excesivas, o debido a prácticas restrictivas de los sindicatos- o barreras de salida -como largos contratos o períodos de aviso-, la mano de obra se volverá menos flexible.

La discriminación racial, de género, de discapacidad, o de edad, y la exigencia de mínimo de trabajadores nacionales o un límite máximo a los trabajadores extranjeros por empresa, pueden  ser consideradas como barreras a la entrada y, en un sentido agregado, reduce la flexibilidad del mercado de trabajo.

Capacidad para contratar y despedir: En cuanto a la flexibilidad desde el punto de vista de la empresa, un mercado de trabajo flexible implica que las empresas tendrán mayor libertad para contratar trabajadores cuando la demanda aumente y también para desvincularlos cuando disminuya la demanda. Esto significa que una legislación excesiva para limitar la capacidad de las empresas de contratar y despedir reduciría la flexibilidad.

Disponibilidad de Información: Si la mano de obra está informada en forma oportuna y confiable sobre las vacantes de empleo o sobre las oportunidades de promoción, los trabajadores pueden responder más eficazmente a los cambios en las necesidades de las empresas.

La cantidad de trabajo a tiempo parcial y temporal; El mercado de trabajo es más flexible cuando hay una mayor proporción de trabajo a tiempo parcial en relación con el trabajo a tiempo completo. La flexibilidad también mejora cuando se pueden firmar contratos temporales.

Patrones de trabajo flexibles: Si las empresas son capaces de ofrecer un entorno de trabajo y patrones de trabajo flexibles, incluyendo trabajos flexibles, mejorará la flexibilidad general del mercado de trabajo. Esto también se llama “flexibilidad del tiempo de trabajo”.

Finalmente, es importante entender que el desarrollo de un tema tan amplio como la productividad es una tarea de tipo multidimensional. Comprender y analizar resultados como los provenientes de micro datos son sólo el primer paso de muchos que deben apuntar a la injerencia de todos los actores presentes en el proceso productivo.

La relevancia de trabajadores y productores, debe ser tomada como igual y en definitiva, no atribuir toda la responsabilidad en las conclusiones de lo observado a un análisis macroeconómico, al nivel de competencia empresarial, o a la disposición de los empleados en su espacio de trabajo, pues la realidad suele ser una combinación de estas variables.