Se prevé que el PIB italiano crezca un 0,6 % en 2025 y un 0,8 % en 2026, tras un aumento del 0,7 % en los dos años anteriores.
Se prevé que el crecimiento del PIB durante el período de pronóstico de dos años esté impulsado íntegramente por la demanda interna neta de inventarios (+0,8 y +0,9 puntos porcentuales, respectivamente), mientras que se prevé una contribución negativa de la demanda externa neta en ambos años (-0,2 y -0,1 puntos porcentuales). El escenario de pronóstico para la demanda externa neta supone una disminución de la incertidumbre sobre la política comercial estadounidense en el segundo semestre de 2025. Sin embargo, se asume un impacto negativo de los aranceles en el comercio mundial y las perspectivas de crecimiento internacional.
Se prevé que el consumo privado continúe creciendo a un ritmo moderado pero estable (+0,7 % en ambos años), impulsado por un crecimiento continuo de los salarios y el empleo, pero frenado por un aumento de la propensión al ahorro. Se espera que el crecimiento de la inversión en 2025 (+1,2%), que se acelera desde el +0,5% de 2024, se vea respaldado por el sólido desempeño registrado en el primer trimestre, y que posteriormente se acelere ligeramente en 2026 (+1,7%), coincidiendo con la fase final del Plan de Reformas de la Renta (PNRR).
Se prevé que el empleo, medido en equivalentes a tiempo completo (ETC), supere el crecimiento del PIB (+1,1% en 2025 y +1,2% en 2026), aunque se desacelere en comparación con años anteriores. Se prevé que este crecimiento venga acompañado de una nueva disminución de la tasa de desempleo (6,0% este año y 5,8% en 2026).
Tras el aumento de precios entre finales de 2024 y los primeros meses de 2025, se prevé que la inflación se modere a lo largo del año, impulsada por la caída de los precios de la energía y el debilitamiento de las perspectivas de demanda. El aumento del deflactor del gasto de los hogares en 2025 sería coherente con estas tendencias (+1,8%), con una ligera disminución adicional en 2026 (+1,6%).
Situación internacional
La economía internacional se está desacelerando, lastrada por la alta incertidumbre en torno al comercio mundial.
En 2024, el crecimiento económico mundial (+3,3%) se vio respaldado por un impulso mayor de lo esperado en China y un sólido desempeño continuo en Estados Unidos. Sin embargo, durante el horizonte de pronóstico, se espera una desaceleración de la economía mundial, seguida de una estabilización sustancial el año siguiente (+2,9% en 2025 y +3,0% en 2026). Esta tendencia se ve lastrada por la incertidumbre generada por los cambios en curso en la política comercial estadounidense y las fuertes tensiones geopolíticas.
Si bien el comercio mundial en el primer trimestre de 2025 continuó mostrando un dinamismo dinámico, impulsado en parte por la imposición prevista de restricciones arancelarias que habrían impulsado a los países a adelantar el comercio, se espera una fuerte desaceleración para el resto del año. Las previsiones más recientes de la Comisión Europea estiman una desaceleración significativa del comercio mundial de bienes y servicios en términos de volumen para 2025 (+1,8% desde el +2,9% en 2024), seguida de una recuperación parcial en 2026 (+2,2%).
La perspectiva de una desaceleración del ciclo económico internacional también está ejerciendo presión a la baja sobre los precios de las materias primas energéticas (impulsada también por un aumento de la oferta).
Según los últimos datos disponibles, las principales economías experimentaron tendencias dispares en el primer trimestre de 2025. En China, el PIB creció un 1,2% intertrimestral (desde el 1,6% en los tres meses anteriores), gracias al sólido desempeño industrial, las exportaciones y el estímulo fiscal y monetario. Se espera que la desaceleración de la demanda interna china y las inciertas perspectivas comerciales debiliten las expectativas de crecimiento del país.
En Estados Unidos, el PIB se contrajo ligeramente en el primer trimestre por primera vez en tres años (-0,1% intertrimestral, desde el 0,6% en el trimestre anterior), impulsado principalmente por el fuerte aumento de las importaciones. El aumento sin precedentes de los aranceles de importación y la considerable incertidumbre generada por la política comercial podrían afectar negativamente el consumo de los hogares y las decisiones de inversión en los próximos meses. Por lo tanto, se prevé que la economía estadounidense se desacelere este año (+1,6 %, desde el +2,8 %), y se prevé que el crecimiento se estabilice en 2026.
En la eurozona, el crecimiento del PIB se aceleró en el primer trimestre (+0,4 % intertrimestral, desde el +0,2 % de los tres meses anteriores). A nivel nacional, se registraron aumentos tanto en Alemania (+0,4 % tras el -0,2 % del trimestre anterior) como en Francia (+0,1 % tras el -0,1 % registrado en la segunda mitad de 2024); en España, la actividad económica mantuvo un ritmo superior a la media (+0,6%, desde el +0,7% del cuarto trimestre de 2024).
Según las previsiones de la Comisión Europea, la actividad económica en la eurozona experimentará un crecimiento igual al del año anterior (+0,9%) en 2025, seguido de una aceleración en 2026 (+1,4%). Sin embargo, se espera que las tendencias varíen según el país: en Alemania, tras dos años consecutivos de recesión, se prevé que el crecimiento del PIB se mantenga estable en 2025, antes de repuntar hasta el 1,1% en 2026; en Francia, se prevé que la tasa de expansión se reduzca a la mitad este año (+0,6%, desde el +1,2%) antes de recuperarse en 2026 (+1,3%).
Por último, en España, se prevé que el PIB muestre una tendencia a la baja (+2,6% y +2,0% en 2025 y 2026, respectivamente, desde el +3,2% en 2024).
En cuanto a las variables exógenas internacionales utilizadas para generar las previsiones, en los primeros cinco meses de 2025, el tipo de cambio del euro frente al dólar mostró una fuerte volatilidad, debido principalmente a la alta y persistente incertidumbre. Se adopta un supuesto técnico para 2025 y 2026, proyectando los precios promedio del mes de mayo para todo el período de previsión. Esto resulta en una apreciación progresiva del euro frente al dólar (Tabla 2).
En el caso de las principales materias primas energéticas, las expectativas de una menor demanda mundial, junto con la decisión de la OPEP+ de aumentar la producción de petróleo a partir de junio, están presionando a la baja los precios del petróleo y el gas natural, lo que contribuye a una reducción de las expectativas de inflación mundial. El precio del crudo Brent, fijado en 80,50 dólares por barril en 2024, también se fija con el mismo supuesto técnico de que los precios del petróleo se mantendrán sin cambios, igual al precio promedio de mayo de 2025 para el segundo semestre de 2025 y para todo 2026. Esto resulta en un precio de 67,70 dólares por barril este año y 65 dólares en 2026.
Fuente: ISTAT
Mapa: FMI