La inversión extranjera directa (IED) en Latinoamérica ha mostrado un crecimiento significativo en los últimos años, alcanzando un resultado neto positivo de US$ 208,454 millones al 2022. Según la UNCTAD, entre 2017 y 2022, el ingreso de IED en la región se incrementó en un 33.6%, lo que refleja el interés y la confianza de los inversores en el potencial de la región.
El incremento de la IED es un indicador positivo, pero la región aún enfrenta desafíos. Los datos muestran fluctuaciones en las entradas y salidas de IED. Por ejemplo, en el 2020, la entrada de IED fue de US$ 89,857 millones, una reducción significativa respecto a años anteriores, mientras que la salida fue negativa en US$ 1,011 millones. Sin embargo, en el 2022 marcó un repunte con entradas de US$ 208,454 millones y salidas de US$ 59,023 millones, indicando una importante recuperación y un renovado interés en la región.
América Latina se encuentra en un momento crucial para la inversión, especialmente en proyectos de infraestructura. Los gobiernos de la región están priorizando grandes proyectos que buscan mejorar la conectividad entre sus pobladores, la logística y la competitividad económica. Estas inversiones son esenciales para el desarrollo sostenible y para atraer aún más IED, creando un círculo virtuoso de crecimiento económico y desarrollo.
Para aprovechar este momento, los países latinoamericanos deben continuar mejorando su entorno de inversión. Esto incluye políticas claras y estables, un marco regulatorio transparente y el fortalecimiento de instituciones que faciliten la entrada de capital extranjero. La promoción activa de los proyectos de infraestructura y la creación de alianzas público-privadas también son claves para atraer y mantener la inversión extranjera.









