Los inversionistas en general observan el riesgo país con detenimiento para la óptima toma de decisiones sobre su capital. En este sentido, un mayor riesgo país, en primera instancia, se convierte en atractivo para los inversionistas extranjeros, pues significa que el país paga más por recibir dicho capital.
Sin embargo, un riesgo país elevado también significa que hay una mayor posibilidad de no recibir los rendimientos del capital invertido. Es por ello que ante noticias negativas, como tensiones políticas, el riesgo país aumenta.
Para la estimación del riesgo país, hay 4 principales instituciones a nivel mundial: JP Morgan, Moody’s, Standard&Poor’s y Fitch Rating. En el caso de JP Morgan, realiza el índice EMBIG que es un indicador de bonos de mercados emergentes por sus siglas en inglés, el cual se estima en países emergentes.
A la fecha, el riesgo país de la Alianza del Pacífico lo lidera Chile con la cifra más baja de la agrupación (127), seguido por Perú (152), Colombia (178) y México (252). Con estos resultados, el riesgo país de los países miembros de la Alianza del Pacífico se sitúa por debajo del promedio latinoamericano (428).
Chile es uno de los países latinoamericanos que ha mantenido su riesgo país a un nivel económicamente saludable. Con excepción de enero de 2017, el riesgo país chileno de ha situado por debajo de la línea de los 140 puntos.
El riesgo país peruano muestra una tendencia al alza, pasando de 122 en enero de 2018 a 152 en los primeros días de abril. Un hecho interesante es la caída del EMBIG entre diciembre 2017 a enero 2018, el cual pasó de 136 a 122 originado por la inestabilidad política generada por la vacancia presidencial.
El riesgo político también está presente en países como Colombia y México. Aunque el riesgo país de México (252) es mayor que el de Colombia (178), estos países comparten un mismo escenario: las elecciones presidenciales. Por esta razón, las expectativas del riesgo país se mantienen al alza.