El dinamismo de la economía mundial se encuentra en medio de una incertidumbre debido a los choques macroeconómicos ocasionados por el conflicto en Ucrania y la pandemia de la COVID-19. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha observado un continuo descenso en el crecimiento económico mundial, tanto para economías avanzadas como emergentes.
En el caso de América Latina, el FMI estima un crecimiento de 1.7% para el 2023, cifra 1.8% inferior al crecimiento esperado del 2022 de 3.5%. A nivel de países se espera que la economía venezolana tenga el mayor crecimiento económico de la región, con una cifra de 6.5%, seguida por República Dominicana y Paraguay, con un crecimiento de 4.5% y 4.3%, respectivamente. A diferencia de los demás países de la región, la economía chilena sufriría una recesión de -1.0% en 2023.
De acuerdo a estas cifras, América Latina se enfrentará a desafíos económicos, ya que la desaceleración económica internacional ocasionaría que el crecimiento económico promedio de la región, para el año 2023, no supere el umbral del 2%.
Tras sufrir graves contracciones en el 2020, la mayoría de las economías de Latinoamérica se han recuperado con fuerza en el 2021 y principios de 2022, ayudadas por la recuperación mundial, la normalización del sector servicios y el repunte de los precios de las materias primas. En el 2023, La rápida respuesta de las autoridades monetarias de ALC al aumento de la inflación, causada por el conflicto en Ucrania, contribuyó a contener las presiones sobre los precios y a mantener ancladas las expectativas de inflación a largo plazo. A pesar de ello, la inflación sigue siendo elevada.
De acuerdo al FMI, una caída brusca de los precios de las materias primas y la agitación social constituyen riesgos significativos para la economía latinoamericana del 2023. Dado que la inflación aún no se ha mitigado y que la mayoría de las economías se encuentran operando en su nivel potencial (o cerca de él), se debería evitar una relajación prematura de la política monetaria. Para reducir la incertidumbre y mantener ancladas las expectativas de inflación, será esencial comunicar claramente las intenciones políticas en cada país de la región.