Luego de la expansión de la deuda soberana en el 2020, a causa de la pandemia, gran parte de las economías del mundo presentaron un descenso en sus tasas de deuda en el ejercicio del 2021, con excepción de la región de Asia.
La deuda soberana neta en Latinoamérica para los próximos años muestra una tendencia ascendente. En el 2023, la deuda soberana de la región representará el 51.1% del PBI total. Esta tendencia obedece al probable endurecimiento financiero que el Fondo Monetario Internacional (FMI) contempla para el ejercicio del 2023.
En la región de Asia; China está presentando una serie de retos, causados por la prolongación de los rebrotes de la COVID-19, que estarían afectando su deuda soberana. La ralentización del sector retail y de las inversiones del país estarían poniendo en dificultades a los encargados de la política monetaria y fiscal del país.
Norteamérica también presentaría un incremento de su deuda soberana en el 2023, hasta alcanzar un nivel de 86.9% de su PBI. La inyección de liquidez realizada por Estados Unidos durante la pandemia ocasionó que la deuda soberana neta de los años 2020 y 2021 sea superior al 89% del PBI regional; sin embargo, tanto el aumento de la inflación, así como el deterioro de la actividad económica tendrían fuertes repercusiones en la deuda soberana de los Estados Unidos.
La situación de Asia y Norteamérica, en cuanto a su deuda soberana, pone en manifiesto que el encarecimiento de los créditos soberanos en Latinoamérica se convierta en un hecho indiscutible. Mientras continúen la guerra Ucrania con Rusia y los rebrotes de la COVID-19, al igual que la proliferación de otras enfermedades virales, se seguirá afectando la economía global, el dinero adquirirá un mayor valor para todas las economías, a fin de dinamizar la economía local. En este sentido, la administración de las reservas internacionales de los bancos centrales tendrá un papel preponderante durante el 2023.