Los emigrantes que llegaban al Perú desde Oriente Medio, eran generalmente agricultores en sus países de origen, que se convirtieron en comerciantes a su llegada a Sudamérica. Comenzaron trabajando en la venta ambulante, aprovechando el desarrollo del ferrocarril en el interior peruano que comenzó en el año 1876, cuando llegó a Arequipa y Puno, y que fue ampliándose paulatinamente hasta su culminación en el año 1906, cuando llegó a Cusco.
Los conocidos como “turcos” (hay que recordar que tanto los palestinos, como los sirio-libaneses que llegan a Perú son parte del Imperio Otomano). La región andina peruana no estaba cubierta comercialmente, a diferencia de la costa, debido a que era una zona mucho más difícil acceso.
Y los palestinos recorrían pueblos, casa por casa, comercializaban a menores precios sobre todo telas y herramientas para talleres de carpintería y ejemplares de revistas del Brasil como O Cruzeiro y libros de matemática, literatura de la editorial Valdor de Cuba y TOR de Argentina con libros a muy bajo precio, sacando el beneficio al vender en cantidad.
La aceptación de los mal llamados “turcos” por parte de la sociedad peruana fue en general muy buena y provocó que el asentamiento de los palestinos y sirio-libaneses fuera mucho más fácil de lo que cabía esperar.
Diversa bibliografía indica que la sociedad peruana de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX era una sociedad muy clasista por el color de la piel, esto es, los negros e indígenas no estaban bien visto y si lo estaban los europeos de piel blanca. Por tanto, los palestinos y sirio-libaneses, con una tez mucho más blanca que otros grupos sociales, eran bien aceptados por el peruano.
Por otra parte, como estos eran cristianos ortodoxos y los peruanos católicos, la religión no supuso ningún problema en su aceptación y asentamiento en el país.
El segundo periodo de esta emigración transcurre entre 1919 y 1940. En el caso palestino, el efecto llamada es clave para entender la llegada de nuevos contingentes poblacionales desde ese país hacia Perú con la idea de volver a vivir en su país de origen está cada vez más lejana. Los primeros emigrantes palestinos musulmanes llegaron al Perú tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, algo más tarde que en Argentina o Chile.
También tenemos la llegada desde 1910 y sobre todo desde 1920 de palestinos cristianos llegados directamente desde Palestina y que se asentaron en la costa peruana, en las ciudades de Chincha, Pisco y principalmente Chiclayo.
La tercera y última fase de esta emigración comenzaría tras acabar la Segunda Guerra Mundial. En el caso palestino, los motivos que llevaban a emigrar habían cambiado por completo. La implantación en su zona del Estado de Israel en 1948 supuso la aparición de una gran tensión entre israelíes y palestinos. Esto hacía además que los emigrantes residentes en Perú abandonaran por completo la idea de volver a su país debido a la inestabilidad política reinante en la zona desde ese momento.
En ambos casos tenemos que a partir de 1950 en adelante la emigración de Oriente Medio hacia Perú es una emigración mayoritariamente de religión musulmana, que llega al país por el efecto llamada de otros familiares que ya están asentados en el Perú y que se instalan en los principales núcleos urbanos del país, sobre todo en Lima, ya que a partir de 1940 hubo una intensa emigración desde el campo a la ciudad en el Perú.
Geopolítica iberoamericana. A partir de principios del siglo XX, la llegada de inmigrantes de Medio Oriente a América Latina -mayoritariamente sirios, libaneses y palestinos- muestra una nueva realidad social.
Esta población, muy representativa de la diversidad religiosa de la zona, incluye musulmanes, cristianos y judíos. El cine árabe es sin duda una de las artes que mejor ha sabido retratar ese escenario.
Justo a tiempo para la Pascua, la actriz y productora nominada al Emmy Roma Downey lanzo una nueva película que produjo con su esposo Mark Burnett llamada Resurrection, que cuenta la historia de lo que sucedió después de la crucifixión de Jesús. La TV norteamericana ha estrenado «Resurrection» el 27 de marzo debido al cierre del cine durante la pandemia Covide19.
Por qué América Latina es la única región del mundo donde no crecerá el islam. Argentina es el país de América Latina con mayor número de musulmanes. Es la religión que más rápidamente crece en el mundo.
En América Latina, sin embargo, el islam no parece tener el mismo auge que vive en otras partes. En América del Norte, concretamente en Estados Unidos y Canadá, la población musulmana no es muy numerosa, pero vemos una tendencia migratoria en marcha con grandes cantidades de personas que están llegando procedentes de países con mayorías musulmanas.
Otro de los grandes motores que está impulsando el crecimiento del número de musulmanes en el mundo es su alta tasa de fertilidad.
«En África, donde está muy fuerte el islam, cada mujer tiene 4, 5 o 6 hijos lo que acelera el ritmo de crecimiento de la población allí tanto en el caso de los musulmanes como de los cristianos. Pero, en América Latina, aunque la región tuvo altas tasas de fertilidad en el pasado, en muchos países ahora las mujeres están teniendo 1, 2 ó 3 hijos».
Países de América Latina con más musulmanes: Argentina 400.000. Venezuela 90.000. Brasil 40.000. Panamá 30.000. Colombia 10.000. Honduras 10.000
Los árabes reinterpretaron el pasado y el sentido de historia, ampliaron la perspectiva bíblica por la cual se tomaba literalmente el origen de las razas después de Noé, y se dedicaron al estudio sistemático de la influencia de la cultura islámica que fue trasmitida a la cultura latinoamericana durante el proceso de transculturación que tuvo lugar de España a sus colonias.
El Islam nace en el S. VII en la zona de Arabia y en la actualidad es la segunda religión más practicada del mundo con más de 1.300 millones de musulmanes.
La historia de esta religión desde su nacimiento hasta ahora, es un convulso relato que alterna épocas de esplendor y hegemonía mundial en todos los órdenes, con otras de oscurantismo y fundamentalismo. Por eso, se hace necesaria una obra como Breve Historia del Islam que explica no sólo la crónica de la creación y difusión de este credo por la mayor parte del mundo, sino también los dogmas y prácticas de esta religión que, lejos de ser el monolito integrista que se quiere presentar, es una religión llena de matices, con diversas facciones e incluso una versión mística llena de poesía y amor por la vida en todas sus formas.
La obra de Ernest Bendriss parte de la Arabia preislámica, caracterizada por el politeísmo religioso y la división política en tribus analiza que tras la muerte del profeta Mahoma comenzará el proceso de expansión, inigualable, pero también comienzan las primeras disensiones y fracturas, tras la campaña de estos cuatro primeros califas:
Con los Rashidhûn, llegará la dinastía de los Omeyas que gobernarán un territorio que se extendía desde los pirineos hasta el valle del Indo, Los Omeyas serán derrocados por la dinastía Abassí y, con ellos llegará el esplendor artístico y científico pero también la división política con el nacimiento de fuertes califatos como ”el Omeya en al-Ándalus”.









