Durante la pandemia del Covid-19, la inflación de los países de Latinoamérica tuvo niveles reducidos (con excepción de Argentina), por la falta de actividad económica. Con el actual aumento de los precios internacionales, como del petróleo y de los minerales, se ha impulsado un importante rebote inflacionario, que está afectando a gran parte de la población de las regiones de América Latina más vulnerable.
En el mes de Julio del 2021, Argentina alcanzó un 3.0%, Paraguay un 1.2% y Perú 1.04% siendo los países con el mayor aumento de precios mensual. Bolivia con 0.15%, Colombia con 0.32% y Uruguay con 0.52% mostraron el menor incremento de la inflación en el citado mes.
El efecto internacional ha sido significativo en la economía latinoamericana, pues se depende fuertemente de la evolución de los precios internacionales, principalmente de las materias primas, las cuales están siendo muy demandadas por países del Asia. Además, la importación de combustibles y su aumento de precios ha ocasionado un fuerte impacto en las familias pobres, las cuales no pueden adquirir combustible doméstico.
Otro factor que estará impulsando el aumento de la inflación es la apreciación del dólar. Luego de los anuncios de la FED sobre el aumento de su tasa de política monetaria, los mercados cambiarios empezaron a cotizar la moneda verde al alza. Este incremento del tipo de cambio genera un rápido aumento en los precios de las canastas básicas de la región, pues muchos insumos son importados, como es el caso del maíz y el trigo.
De acuerdo a la BBC, países como Brasil, Chile, México y Perú han empezado a aumentar sus tasas de política monetaria, con el objetivo de frenar el aumento de la inflación. Efectivamente, un aumento de la tasa de interés de referencia permite reducir el flujo de dinero en la economía y de esta manera, podría reducir la inflación. Pero también se debe considerar que, al aumentar dicha tasa, los créditos se encarecen, con lo cual los productores tendrían dificultad de adquirir capital de trabajo, debilitando su futuro crecimiento económico.
En el corto plazo, las economías de América Latina deben enfocarse en proporcionar apoyo a las familias más vulnerables, otorgando ayuda económica directa a organizaciones como las ollas comunes. Para el mediano y largo plazo, los gobiernos latinoamericanos deben trabajar en la generación del empleo formal.