Por
Isabel Recavarren 

El Presidente elegido por los Venezolanos quien debe terminar su mandato el próximo año, aquél que está llevando su país a un caos económico y social para imponer una ideología en favor de la «pobre gente», esa misma persona bastante enriquecida así como su entorno familiar y político, quiere poderes absolutos. En su intención por acallar voces que se contrapongan a su voluntad y la de todo su equipo, equipo, que no se destaca por capacidades de generar desarrollo en Venezuela, sino más bien, crear desaciertos, que ha llevado a miles de venezolanos a repartirse en toda Latinoamerica, recurre a la violencia. Al Perú acaban de llegar 7,000 venezolanos más. Acaba de superar su objetivo de  crear una Asamblea Constituyente que perfeccionará la Constitución de Venezuela de 1999 institutida por Hugo Chavez. Maduro, quiere una Asamblea con plenos poderes.

Ese gran poder, ansiado por tantos hombres latinoamericanos, quienes han creado desgracia por dónde han ido, y luego han sido derrocados,  según Maduro, él quiere poner orden en Venezuela contra los que sabotean el desarrollo del país.

Son 545 los miembros de la nueva Asamblea constituyente que iniciará a regir desde el 2 de agosto sustituyendo a los elegidos en las elecciones legislativas de 2015. Con una duración no definida. Los miembros elegidos son los pertenecientes a su grupo cercano e incondicional como Diosado Cabello, Adan Chavez.

Muerte y violencia, migración y quiebre económico es lo que trae este hombre a Venezuela. No obstante sus intentos, los países latinoamericanos han insistido en encauzar al orden, en ámbito OEA, el Vaticano, la Unión Europea, hasta Trump, que casi ni ayuda en esta protesta. Una lección dolorosa para el pueblo venezolano y una lección de advertencia para todos los gobiernos latinoamericanos, deben gobernar con responsabilidad para evitar que un pueblo desilusionado vote por militares u hombres ambiciosos de poder que cantan sirenas, que aman ver a su pueblo en guerrilla.

El Perú, junto a otros países latinoamericanos, manifestaron que desconocerían los resultados. El Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, en su Comunicado del 30 de julio de los corrientes, señaló: «El Gobierno del Perú no reconoce los resultados de la ilegítima elección realizada para conformar una Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela. Esta elección viola las normas de la Constitución venezolana y contraviene la voluntad soberana del pueblo, representada en la Asamblea Nacional. También vulnera el principio de universalidad del sufragio y profundiza la fractura de la nación venezolana, el orden democrático en ese país.

El Gobierno del Perú condena la represión violenta que hasta el momento ha causado más de un centenar de muertos y exhorta al Gobierno venezolano a garantizar la pronta instalación de un auténtico diálogo nacional que permita restaurar el orden democrático.»

Finalmente el siguiente comunicado señala la Reunión que tendrá lugar el 8 de Agosto en Lima.

La Comisión Europea ha declarado cuanto sigue:

«Los acontecimientos de las últimas 24 horas han agravado la inquietud de la Unión Europea por el futuro de la democracia en Venezuela.

La Unión Europea lamenta profundamente los actos de violencia y los disturbios que tuvieron lugar durante las elecciones celebradas ayer y desea transmitir su condolencia y su solidaridad a los familiares y amigos de todos los fallecidos. Todas las partes deben renunciar a la violencia. La Unión Europea condena el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad. El Gobierno de Venezuela tiene la responsabilidad de garantizar el respeto del Estado de Derecho y de los derechos fundamentales, como la libertad de expresión y el derecho a manifestarse pacíficamente.

Venezuela cuenta con instituciones legítimas elegidas democráticamente, cuya función es trabajar conjuntamente para alcanzar una solución negociada a la crisis actual. Una Asamblea Constituyente elegida en circunstancias dudosas y a menudo violentas no puede formar parte de dicha solución, ya que ha incrementado la división y solo va a contribuir a deslegitimar las instituciones elegidas democráticamente.

Al Presidente y al Gobierno les corresponde una especial responsabilidad a la hora de restaurar el espíritu de la Constitución y recuperar la confianza perdida mediante su intento de establecer instituciones paralelas que contribuyen a la división.

El futuro de la democracia en Venezuela es una preocupación legítima de todos los países de la región y de todos los socios de Venezuela a nivel mundial. En apoyo a los esfuerzos de mediación que se están realizando a escala regional, la Unión Europea continuará trabajando para prestar ayuda urgente al pueblo venezolano e impulsar una solución política a la crisis.»

Handshake between Hugo Chávez, on the left, and Romano Prodi