En Bruselas, se está realizando con éxito el Festival de Arte Chino, donde películas, muestras, análisis sobre la caligrafía china y cuánto sea de mayor diferencia con la cultura occidental, que a su vez pueda ser de atracción, y esto, los chinos lo saben bien, nos lo están haciendo conocer.
El Festival dura tres meses de Octubre a Diciembre.
Una exposición de fotografías fue inaugurada en el Club de la Prensa Europea, las fotografías de Ye Jinglu. De eso trata esta Muestra fotográfica “Una visión de si mismo” promovida por The Beijing World Art Museum.

¿Qué puede motivar a una persona tomarse cada año una foto de si mismo y hacer de ello un libro?
Un coleccionista de fotografías, Tong Bingxue, recibió en el 2007 una llamada telefónica de un hombre que buscaba una valoración de un libro de retratos fotográficos recién comprado. Gran sorpresa para Tong comprobar que el sujeto en todos los retratos era uno solo, fotografiado desde 1907 hasta su muerte en 1968. Así empieza la investigación sobre el sujeto fotografiado.
El hombre era Ye Jinglu, quien nació en Fuzhou, China el 6 de octubre de 1881, quien desde los 27 años decidió tomarse una foto cada año, era un hombre de negocios que viajo a Londres esporádicamente. Según los expositores las fotos representan los cambios de época en China: el primer retrato que, 1907, marca los últimos años de la dinastía Qing (1644-1912). En 1912, la caída de la dinastía Qing y el comienzo de la República China bajo el presidente Sun-Yat Sen. Posteriormente llega la época de Mao y alude a una foto mientras el personaje en cuestión lee el periódico.
Más allá de representar el cambio de época argumentado por los chinos y que ahora podemos corroborar, gracias a la historia, no es posible que haya sido esta la intención de Ye Jinglu al fotografiarse. Volviendo a la pregunta inicial, en realidad la fotografía anual, bien puede ser interpretada como un examinarse a sí mismo y vivir la gran aventura que es la vida, constatar sus propios cambios anímicos, cambios físicos, expresar su bienestar o su amargura, tal vez la desilusión, seguramente, habrá sido un gran amor por sí mismo y una gran curiosidad. Nuestro personaje, no obstante sonría poco, debe haber tenido una filosofía positiva de la vida.
Sin embargo, no lo sabremos a ciencia cierta. Como todo en China es bastante enigmático, nos lo recuerda la bella Turandot, en la ópera de Giacomo Puccini que evoca la cultura asiática, situada en la Corte Imperial de Pekín, con sus tres enigmas: la esperanza, la sangre y Turandot. En nuestro caso, con Ye Jinglu, constituye uno de los enigmas que presenta el Festival de Arte Chino que nos envuelve, como nos está envolviendo China con su economía, con sus inversiones, con su comercio, al final ¿adoraremos lo chino?
Para tener una visión más amplia y critica, nuestros fotos comprenden cada diez años de Ye Jinglu y son las siguientes:
Fotos: Panorámica Latinoamericana, tomadas de los cuadros de la Exposición «Insight to Self»