Rusia-Ucrania, analiza la situación el AR/VP Josep Borrell en el hemiciclo del PE

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Lo que ocurra en Ucrania marcará el futuro de la humanidad. Todos los seres humanos deberían estar preocupados por lo que allí ocurra, porque si de nuevo se impone la ley del más fuerte y un país puede amenazar a otro y puede atacarlo y desagregarlo territorialmente, echaremos marcha atrás en la historia.

El gran éxito de la Unión Europea es, precisamente, el haber renunciado a la guerra como forma de resolver los conflictos. Y por eso tenemos que estar con Ucrania, tratando de prevenir una guerra en nuestras fronteras. Eso forma una parte fundamental de lo que llamamos política común de seguridad y defensa, que tengo el honor de intentar desarrollar. Y la presencia aquí, hoy, en este pleno, de las instituciones de la Unión: Consejo Europeo, con su presidente; la Comisión Europea, con su presidenta; y el Consejo [de la Unión Europea], al que tengo el honor de representar y presidir sus formaciones de asuntos exteriores y de defensa, marca la unidad europea frente a la posible agresión de Rusia contra Ucrania.

Esta unidad se ha hecho más fuerte y patente en estos días. Y creo que es una de las grandes consecuencias positivas de esta crisis. Ha habido una aproximación común y todos los Estados europeos han respondido unánimemente a una respuesta que deberá concretarse en lo que llamamos sanciones o medidas coercitivas según el Tratado. Sanciones que deberá aprobar el Consejo [de la Unión Europea], bajo la propuesta del Alto Representante y que habrán sido elaboradas con la inestimable cooperación de la Comisión Europea, para medir cuáles son sus costes y sus consecuencias. Y, ciertamente, bajo la dirección política del Consejo Europeo. Eso ocurrirá si Rusia agrede a Ucrania.

Pero déjenme que insista en el aspecto fundamental de nuestra Unión, que es la consecuencia más positiva de esta crisis. Una crisis que se ha basado en la amenaza a la integridad territorial de un Estado. Una crisis que afecta a la estructura de seguridad en Europa, que no puede ser puesta en cuestión a través de amenazas. Una crisis que afecta al derecho de cada Estado soberano a escoger libremente sus estructuras de seguridad y sus relaciones internacionales.

Permítanme hablar un poco sobre cuál ha sido el papel de la diplomacia europea en estos eventos. Se ha dicho que Europa estaba desaparecida en acción. Hemos escuchado que los europeos estaban desaparecidos en acción y que las cosas estaban sucediendo sin nuestra presencia y sin nuestra participación, encabezados por los Estados Unidos, que estaban negociando por encima de nosotros. Creo que tenemos que responder a esta crítica, que parece infundada por varias razones.

Primero, porque los Estados miembros de la Unión Europea han estado debatiendo constantemente el tema de la seguridad en Europa y Ucrania y hemos logrado una unidad notable. En segundo lugar, porque varios Estados miembros -Francia y Alemania- han tomado una serie de iniciativas políticas para promover una solución pacífica de la crisis. Y estas iniciativas se han llevado a cabo en coherencia con la posición de la Unión Europea y en condiciones de gran transparencia. Y tercero, porque Rusia trató deliberadamente de ignorar la existencia de la Unión Europea al enviar cartas solo a Estados Unidos y la OTAN en diciembre. Teniendo en cuenta que somos completamente irrelevantes y que no tenemos nada que decir sobre los problemas de seguridad en Europa. Para Moscú, la seguridad en Europa se está definiendo en Washington.

Más tarde, cuando notaron que a pesar de esta actitud desdeñosa, no pasaba nada, el Sr. [Sergey] Lavrov [Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia] finalmente decidió enviar una carta a los 27 Estados miembros que había ignorado hasta ahora. ¿Por qué tal cambio de sentido en la posición rusa?

Es por dos razones. Primero, porque se dieron cuenta de que el frente europeo no estaba resquebrajado y que la solidaridad atlántica era muy fuerte. Así que probó la maniobra, que consistía en enviar cartas a los 27 Estados miembros, con la esperanza de obtener 27 respuestas diferentes. Pero, en este caso, el señor Lavrov no tuvo éxito, porque le enviamos una sola carta, ahorrándole el tiempo de leer 27 cartas, todas iguales. Solo una. Una carta que representa la posición de la Unión Europea en nombre de los 27 Estados miembros. Y este es un buen ejemplo de cómo los europeos podemos trabajar juntos, y junto a nuestros aliados, con Estados Unidos y otros países afines, con los que hemos tenido una coordinación continua y muy positiva. Entonces, hemos estado presentes, participando en las negociaciones -si podemos llamarlas negociaciones o, al menos, conversaciones- hasta ahora.

¿Qué podemos imaginar a continuación? Bueno, no lo sabemos, nadie lo sabe. Hay signos alentadores, pero también hechos muy preocupantes, como la votación en la Duma [ayer] pidiendo a Putin que reconozca la independencia de las dos, digamos, “repúblicas” en el Donbas. No sabemos qué va a hacer Putin. Pero lo que está claro es que tenemos que seguir ofreciendo las dos cosas al mismo tiempo: la voluntad de negociar, estar dispuestos a participar en las conversaciones -porque, sí, Rusia también tiene preocupaciones de seguridad que hay que tener en cuenta- y por otro lado, preparar nuestra capacidad de respuesta, nuestras herramientas de disuasión, las sanciones, como se han venido refiriendo el Presidente de la Comisión y el Presidente del Consejo.

En eso hemos estado trabajando y en eso estamos listos para actuar. Pero, sobre todo, estamos dispuestos a continuar las negociaciones, las conversaciones, para buscar una salida diplomática a la peor crisis que vive Europa desde el final de la Guerra Fría.