Reino Unido, un Jugador Estratégico en la Posguerra
Todos recordamos a Nigel Farage, el gran promotor del Brexit, junto con otros diputados británicos que argumentaban que el Reino Unido prosperaría más sin la burocracia de la Unión Europea. Paradójicamente, muchas de las reformas estructurales más importantes de la UE, como el mercado único y la regulación en competencia, fueron impulsadas por el Reino Unido. Su salida marcó un quiebre en la estructura comunitaria, reduciendo su papel a una mera Delegación Interparlamentaria UE-Reino Unido.
Sin embargo, el Reino Unido no tardó en redefinir su estrategia internacional. Desde su separación de la UE, ha adoptado un enfoque bilateralista, estableciendo acuerdos estratégicos en diversas regiones. En América Latina, ha suscrito pactos comerciales, el Perú tiene un acuerdo comercial bilateral con el Reino Unido, este último acaba de adherir al Tratado Integral y Progresista de la Asociación Transpacífico (CPTPP) que crea condiciones más favorables para el comercio de bienes y servicios, el movimiento temporal de personas de negocios y el comercio electrónico. Hará parte del CPTPP, además de Perú, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Singapur, y Vietnam.
Reino Unidos va más allá de los Acuerdos bilaterales, acaba de proponer y suscribir con Ucrania un Acuerdo de 100 años, un pacto sin precedentes que abre un nuevo capítulo en la influencia británica en el Este de Europa.
El Papel del Reino Unido en la Guerra de Ucrania
Apenas terminada la pandemia del COVID, se respiraba un aire de ligereza cuando inició la invasión de territorios de Ucrania por parte de Rusia. Si bien, desde el inicio del conflicto “silencioso” en 2014, con la anexión de Crimea, la UE fue el primer actor internacional en proporcionar asistencia financiera y sanciones contra Rusia, con medidas diplomáticas y económicas
Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, el Reino Unido ha sido uno de los aliados más firmes de Kiev, proporcionando ayuda militar, financiera y diplomática. Un punto clave en este respaldo fue la intervención de Boris Johnson, quien persuadió a Volodímir Zelenski de resistir en lugar de aceptar un posible acuerdo de rendición parcial con Rusia.
En un reciente Zoom del 17 de enero de 2025 con Boris Johnson, se le acusó haber impedido que Zelenski negociara con Rusia en 2022, Johnson calificó estas acusaciones como «falsedad absoluta», negando haber presionado a Zelenski para continuar la guerra.
Lo que realmente sucedió en 2022, cuando Rusia invadió Ucrania, hubo un momento en el que se discutió la posibilidad de un acuerdo de paz basado en concesiones territoriales. Zelenski estuvo bajo presión internacional para ceder el Donbás, pero la visita de Boris Johnson a Kiev en abril de 2022 cambió el curso de los acontecimientos. Johnson aseguró que Reino Unido apoyaría militarmente a Ucrania, lo que convenció a Zelenski de seguir resistiendo. Sin embargo, Reino Unido tenía un claro interés estratégico en que Ucrania, un país abundantemente rico, mantuviera su autonomía y reforzara su alineamiento con Occidente, evitando así que cayera bajo una mayor influencia rusa.
La paz llega a Ucrania
La
Ukraine Recovery Conference – URC2025 se celebrará en Roma los días 10 y 11 de julio de 2025. Será la cuarta Conferencia sobre la Recuperación de Ucrania, reflejará los principios de Lugano, incluido un enfoque de recuperación de “toda la sociedad”, girará en torno a cuatro dimensiones temáticas: la dimensión empresarial, la dimensión humana, la dimensión local y regional y la dimensión de la UE.

Anticipándose a todos, siguiendo la visión de Ernest Bevin, el 20 de enero de los corrientes, David Lammy, Secretario de Estado de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth Reino Unido se dirigió al Parlamento del Reino Unido, bajo el título “UK-Ukraine 100-year Partnership” o “Asociación de 100 años entre el Reino Unido y Ucrania”, expuso el Acuerdo y señaló su claro objetivo de beneficiar “a las empresas, así como al Gobierno, a las comunidades y a nuestro ejército», presentó el Tratado que será presentado posteriormente a la Cámara “para su examen de la forma habitual”.
Se trata de una asociación que contiene nueve pilares:
- Seguridad marítima: Entrenamiento conjunto entre la Royal Navy y la Armada Ucraniana, “podemos mejorar su eficacia y aprender de sus éxitos en la seguridad del Mar Negro”.
- Defensa aérea: Envío de misiles Gravehawk, fabricados por BAE Systems, “es un beneficio directo para nuestra economía y una nueva capacidad innovadora para Ucrania”.
- Energía: Alianza en sectores estratégicos como renovables y acero verde.
- Infraestructura y reconstrucción: Participación británica en la reconstrucción de Ucrania.
- Compromiso humanitario: Apoyo al sistema de salud y ayuda a víctimas de la guerra.
- Financiamiento a largo plazo: Crédito de£3.5 mil millones en financiamiento para la compra de equipamiento militar.
- Estabilidad económica: Préstamos respaldados por fondos congelados de Rusia.
- Alianzas educativas y culturales: Programas de intercambio y cooperación académica.
- Expansión de relaciones diplomáticas: Mayor involucramiento británico en la región.
Como lo señala David Lammy es “una asociación que durará 100 años, más allá de la
vida de incluso los miembros más jóvenes de esta Cámara, no tiene precedentes, pero refleja la naturaleza única de nuestra amistad, una amistad que los miembros de todos los partidos hicieron tanto por fortalecer”.
Precisamente David Lammy rinde homenaje a Braintree (Sr. Cleverly), el noble Lord Cameron de Chipping Norton y el ex miembro de Welwyn Hatfield por el trabajo de todos los partidos políticos en este Tratado, que es un política de Estado. Si la UE está aún afinando la línea a seguir en la reconstrucción de Ucrania, para los británicos, la coherencia y el principio de necesidad moral ha prevalecido. Esto refuerza su visión de exitoso jugador solitario.
Si Reino Unido reforzó el principio “quien domina el mar, domina el mundo”, ahora en tierra ejerce “una necesidad estratégica para Gran Bretaña y nuestros aliados”, siguiendo el orden propuesto, hace más de ocho décadas, por Ernie Bevin, evitando poner en riesgo “la soberanía e integridad territorial” .
¿Podría la CAN Apostar por un Acuerdo de 100 Años?
A primera vista, América Latina no enfrenta un conflicto bélico como el de Ucrania. Sin embargo, la inestabilidad interna de los países andinos genera efectos similares en
términos de desarrollo y cohesión social. La falta de estabilidad política, la corrupción y los cambios de gobierno impiden cualquier estrategia de largo plazo.
Mientras Ucrania ha sufrido una guerra física con invasión territorial, los países andinos enfrentan una guerra interna de descomposición institucional y fragmentación política. La inseguridad, la corrupción y la falta de liderazgo estratégico generan un impacto similar al de un conflicto armado en términos de atraso y pérdida de oportunidades.
Si Ucrania, ha logrado cohesión nacional en su resistencia a Rusia. ¿Cuánta certeza hay de que en la CAN los acuerdos de largo plazo no sean desmantelados con cada cambio de gobierno? Las crisis en Ecuador se reflejan por el enfoque económico personalista de cada presidente; Perú y su permanente crisis política, su corrupción galopante; Colombia, en duda entre la apertura y el proteccionismo. Una situación poco estimulante para que un socio externo apueste por un acuerdo de 100 años.
Conclusión
El acuerdo de 100 años entre Reino Unido y Ucrania, tal vez renovable, representa un nuevo paradigma en la política exterior británica. Más allá de la reconstrucción, este pacto es una apuesta estratégica para mantener la estabilidad en Europa del Este y fortalecer la influencia británica en el escenario global. Una eficaz barrera que se encuentra a más de 3,100 kilómetros de distancia una de otra.

Para América Latina, este caso podría servir como un precedente para definir sus propias relaciones internacionales, salir del tiempo presente y mirar al futuro, ampliar sus horizontes.
No obstante los países de la CAN no se encuentren en guerra, ni tienen un enemigo externo, los tres países adolecen de institucionalidad, tienen enemigos internos que afectan su desarrollo, la corrupción galopante les produce pobreza congénita.
¿Qué país o bloque de América Latina está listo para convertirse en un socio estratégico en el mundo del futuro? ¿qué país quieren ser de aquí a 30 años?
Si América Latina quiere que el mundo la tome en serio, debe resolver primero su propia “guerra interna”. De lo contrario, seguirá siendo un mercado fragmentado, sin capacidad de atraer acuerdos de desarrollo de largo plazo. Sin embargo, en nuestro nuevo continente: basta la voluntad ciudadana y la voluntad política, que todo lo pueden cambiar.








